Te ha pasado. Nosotros sentimos que nos ocurre con demasiada frecuencia. Entras a una página web y antes de siquiera poder realizar el primer escroleo aparece una ventana enorme pidiéndote aceptar su política de cookies. Tú, que simplemente quieres satisfacer una necesidad de internet y no graduarte del curso básico para entender el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), terminas por decir que sí a todo sin siquiera tener idea de qué aceptaste o hasta qué es una cookie. Y es que aunque algunas páginas han tratado de simplificar sus avisos de privacidad, es muy poco probable que te animes a leerlos. Y si lo hicieras, es probable que termines confundido porque la gran mayoría siguen estando escritos en un lenguaje poco común. ¿Entonces, deberías aceptar las cookies cuando entras a una página de internet? ¿Qué pasa si no las aceptas? Bueno, trataremos de resolver esas dudas de una forma más amigable que los avisos de privacidad.
Pero antes… ¿qué es una cookie?
En términos simples —como nos gusta—, una cookie es un archivo de datos que envía un sitio web cuando lo visitas, que se almacena en tu computadora, celular o tableta, y que guarda información sobre ti. Esa información es variada y tiene dos funciones principales: hacer que las páginas web te puedan identificar para poner en marcha la configuración de tu preferencia (por ejemplo, una página de pronósticos meteorológicos recordará tu ubicación para darte el reporte de tu zona); la otra es la polémica, que es conocer tus hábitos de navegación para fines comerciales.
Las cookies por sí mismas no son una herramienta peligrosa. No son archivos de vigilancia como el spyware y tampoco son un malware. Sin embargo, su peligro está en que, bien ligadas y bien analizadas, permiten arrojar un perfil muy preciso de quién eres a través de un seguimiento muy intrusivo de las páginas que visitas. Eso ha derivado en que distintos organismos, tanto locales como internacionales, busquen proteger a los usuarios haciéndolos conscientes del uso de las cookies.
Y esa protección es, a grandes rasgos, los avisos para que revises, configures y en su caso, aceptes o rechaces las cookies de un sitio web.
¿Qué pasa si no acepto las cookies?
La respuesta más sincera es que no puedes no aceptar las cookies. O al menos, no puedes aceptar las que son estrictamente necesarias. Verás, para funcionar los sitios web requieren ciertas cookies que, si se desactivan, podrían derivar en problemas de funcionamiento. Algunas cookies también tienen funciones de ciberseguridad, así que tampoco puedes rechazarlas.
Dejando claro que hay cookies que no puedes rechazar, hay muchas otras a las que puedes decirles no.
En términos generales, hay siete grupos de cookies.
Tres no pueden desactivarse:
- Cookies estrictamente necesarias
- Cookies de seguridad
- Cookies de publicidad y contenido
Cuatro que pueden desactivarse:
- Cookies de preferencias de navegación
- Cookies de análisis de tráfico
- Cookies de redes sociales
- Cookies de marketing y segmentación
Si decides no aceptar las cookies que puedes desactivar tendrás una experiencia de navegación menos personalizada. Del otro lado, tendrás una experiencia web más privada. Si quieres probar cómo sería una experiencia de navegación así, trata de utilizar el modo incógnito de tu navegador y rechaza siempre las cookies necesarias. Es probable que te dé la impresión de que Google sabe menos de ti. Pruébalo.