¿Nueva computadora de escritorio o portátil? ¿Qué hacer con la máquina anterior? Por lo menos, son dos las posibilidades que se abren: ofrecer esta última a algún amigo o familiar, o simplemente reciclarla para la mejor disposición de sus componentes. De cualquier forma, el primer paso será eliminar la información sensible con el propósito de que no se haga un mal uso de la misma. Luego, especialmente en el segundo escenario, tal vez quepa la posibilidad de destruir el disco duro.
Como adelanto: no existe un solo método e incluso hay centros especializados que se dedican a la destrucción de este tipo de dispositivos, los cuales ofrecen sus servicios a empresas públicas y privadas que manejan grandes volúmenes de datos y, por ende, medios de almacenamiento.
¿Es suficiente con restablecer la vieja portátil?
Si la máquina se seguirá usando al interior de casa, ahora para las tareas escolares de los hijos o para que quede anclada en la sala, es suficiente con restablecerla, una vez que se respaldó la información (si aplica este proceso).
La recomendación es quitar todos los archivos personales, las aplicaciones y los valores de configuración con el propósito de instalar únicamente aquel software que será util para las actividades escolares o la realización de videollamadas, por ejemplo.
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El proceso también es útil en dos situaciones más: cuando se tiene la intención de vender el equipo con algún familiar o se quiere dar una segunda “vida” a la vieja computadora en caso de que ya se sienta lenta.
De nuevo, lo importante es estar conscientes de que el restablecimiento de fábrica hará casi imposible recuperar los datos previamente guardados en la computadora, por ello la relevancia de hacer antes una copia de seguridad.
¿Es mejor “limpiar” o borrar la unidad de almacenamiento?
Se podría considerar el siguiente nivel con la intención de impedir que alguien acceda a información sensible de un disco duro y se recomienda cuando el usuario venderá su computadora en línea a un tercero.
Desde el blog de Data Destruction se lee que este método puede ser un camino para prevenir el robo de identidad y la violación de datos, proteger la reputación de los negocios (en el caso de las empresas) o cumplir con las leyes de protección de datos y regulaciones gubernamentales.
Eso sí, el “limpiar” un disco tal vez requiera echar mano de un software más especializado e incluso de un experto en tecnologías de la información.
De las maneras que se tienen para esta labor, Data Destruction destaca tres: destruir el disco de forma física (se aborda más adelante), usar un programa de destrucción de datos o contratar los servicios de profesionales de limpieza de datos.
¿Cuándo es conveniente destruir un disco duro?
Es el nivel supremo para reducir la posibilidad de que alguien pueda acceder a los datos de un disco duro, claro, una vez que se limpió (o se respaldó la información). Es la opción más natural para las personas que manejan archivos sensibles.
En Data Destruction se mencionan, por lo menos, cinco maneras de destruir un medio de almacenamiento como este.
- Desmagnetización. Un desmagnetizador altera la dirección magnética del disco, lo que provoca que no pueda ser utilizado ni leído por un curioso. Eso sí, el manejo de un equipo como este implica casi siempre la supervisión de un experto.
- Trituración. La trituradora hace su trabajo para que los platos del disco (que almacenan la información), al quedar reducidos a pedazos, estén inhabilitados para ser leídos. Aquí se presentan los inconvenientes de que las trituradoras no son baratas y que la tarea puede liberar contaminantes ambientales.
- Desintegración. Es un proceso todavía más complejo, especialmente por el uso de la máquina que hará la actividad de desintegración: el disco duro se convierte en elementos más pequeños, imposibles de ser reensamblados.
- Derretimiento. Implica meter el disco duro en ácido para destruir sus platos y carcasa, por lo que es una de las vías más peligrosas y menos recomendadas.
- Perforación. Con la ayuda de un taladro, la idea es hacer agujeros en un disco duro, en su carcasa y sus platos, con el propósito de que no pueda volverse a usar. También se puede emplear un martillo para ello.
La que se ha convertido en una de las formas más extendidas —para los llamados usuarios finales— es el desmantelamiento de las unidades. Una vez que se retiró el disco duro de la computadora, el objetivo es desmontarlo con la ayuda de un destornillador con cabeza tipo Torx.
Una vez que se parte en dos la placa que albergan los componentes electrónicos, lo que sigue es llegar a los platos. Bastará con que queden expuestos y sean rayados con un desarmador para que su información (o el disco en sí mismo) sea inaccesible.