Hace nada más y nada menos que 32 años, en 1986, desde que el corazón de Microsoft se mudó a Redmond, en el estado de Washington, muy cerca de Seattle. Y la verdad es que resulta bastante fascinante ver cómo ha crecido su sede con el paso del tiempo.
Primero, el Campus de Microsoft constaba de cuatro edificios, a los que posteriormente se añadieron otros dos. Y, en la actualidad, la sede ya supera el centenar de edificios, convirtiéndose, más bien, en una auténtica mini-ciudad.
De hecho, los trabajadores cuentan con dos restaurantes, más de una treintena de bares y cafeterías, algunas tiendas que incluso abren las 24 horas los 7 días a la semana y un doctor en el propio Campus, por si ocurre cualquier urgencia. ¿Y la comida? Sana, sobre todo sana. Microsoft saca pecho de apoyar a los productores locales y de ofrecer comida orgánica y saludable.
Sin embargo, sigue llamando todavía la atención a empleados y a visitantes algunos errores en el orden. En el corazón de Microsoft en Redmond no hay ningún edificio número 7. ¿Por qué? Al parecer, la compañía creció tan rápido que se olvidó de construir dicho edificio y la firma continuó expandiéndose por Redmond, siguiendo la secuencia de números y convirtiendo el edificio número 7 en todo un mito y misterio.
La verdad es que la principal muestra del crecimiento de Microsoft, además de la que es obvia a primera vista, es el número de personas que hacen latir este corazón de la compañía cada día: más de 40,000 empleados, de los más de 75,000 que trabajan en EE.UU. y los 128,000 que tiene a nivel mundial.
El laboratorio de las demostraciones
Pero, volviendo al Campus, cabe destacar algunas piezas dentro de esta gran infraestructura. Por ejemplo, el edificio número 34. En principio, puede que ese número no le diga nada a la mayoría de personas, pero ahí es donde se cuecen las demostraciones que los ejecutivos de Microsoft realizan cada año en eventos como el Microsoft Build en Seattle. Y no sólo eso, sino que también es donde el CEO, Satya Nadella, tiene su despacho.
Sin embargo, antes de moverse a este edificio, el laboratorio para este tipo de demos tecnológicas se encontraba en un antiguo almacén/sótano, donde incluso hubo que añadir señales en el suelo para que la gente pudiera encontrarlo. Ahora, sin embargo, el acceso a este laboratorio de “demos” es más fácil y sencillo al ubicarse en el edificio 34, sobre todo para el CEO.
“Para un evento, podemos preparar quizás entre 20 y 25 demos con diferentes tipos de tecnología”
De hecho, fue en esta sala de demostraciones donde se preparó la de la oficina inteligente del futuro que vimos en el Build 2018 con transcripciones de voz en tiempo real.
“Para un evento, podemos preparar quizás entre 20 y 25 demos con diferentes tipos de tecnología”, detalla Ben Tamblyn, director de comunicaciones de Microsoft. “Y, en este caso, (de la oficina inteligente) que es una demo de 10 minutos, la probamos y repetimos como unas 15 veces antes del evento”, añade. Por ello, tal y como confiesa Tamblyn, resulta muy frustrante cuando, en alguna ocasión, alguna demostración falla en el escenario. Pero “hay que tomar algunos riesgos”, señala.
También en esta sala del edificio 34 se testó la prueba de los drones de DJI capaces de detectar errores en tuberías gracias a su nueva asociación con Microsoft y el uso de inteligencia artificial.
La casa del árbol
Por otra parte, una de las nuevas zonas del Campus de Microsoft que hemos podido descubrir es la casa del árbol. Esta área del corazón de la compañía es más reciente y se usa para reuniones, algunas colaboraciones o, simplemente, “para disfrutar de una comida al aire libre”, según el equipo de Microsoft.
Sin duda, es una de las áreas verdes del Campus que vale la pena visitar por su belleza y su originalidad.
El edificio número 1
Pero si hay una parte que no se nos puede pasar por alto es, por supuesto, el edificio número 1. Aquí empezó todo a mediados de los 80 y poco a poco las raíces de Microsoft han ido ganando terreno hasta ocupar una extensión de unos 500 acres en Redmond.
Además, en la zona del edificio número 1 hay un pequeño estanque con peces que invita, realmente, a la calma, la tranquilidad, donde se puede aprovechar para dar algún paseo o simplemente disfrutar de uno de esos días soleados que tan difícilmente se ve en esta parte de Washington.
Zonas de ocio
Además, como todo no tiene que ser trabajar, trabajar y trabajar, en el corazón de Microsoft también hay zonas de ocio, como campos de fútbol, para que los empleados puedan jugar un partido amistoso y disfrutar de su deporte de hierba favorito.
También, cerca de unos de estos campos, se encuentra la zona de bares y tiendas para tomar un descanso con compañeros, familiares u otros posibles visitantes.
En definitiva, que dando una vuelta por esta zona uno se siente, realmente, como en un campus universitario sólo que el abanico de edades de los que trabajan en el de Microsoft es más amplio.
La unidad contra el cibercrimen
Como bien subrayó Satya Nadella durante el Build, “la privacidad de los datos es un derecho humano” y, como consecuencia, garantizar la seguridad de los usuarios es un pilar clave para la compañía.
Por ello, una importante unidad dentro de la compañía, la Microsoft’s Digital Crimes Unit o DCU, – parte de la cual se encuentra en el Campus en Redmond- trabaja cada día para combatir y luchar contra el cibercrimen, detectando, por ejemplo, los diferentes malwares que infectan millones de dispositivos alrededor del mundo, descubriendo cómo funcionan y la manera de frenar su propagación.
“Tratamos de ver y entender cómo el malware trabaja, a quién va dirigido y cómo pararlo”, subraya Shipla Bratt, directora de esta unidad. “Antes, las personas más mayores eran el principal objetivo, pero ahora son los millennials”, añade.
Así, un amplio equipo de abogados, ingenieros, investigadores y analistas de Microsoft se centran en cumplir con la estrategia de Microsoft en este sentido, basada en ayudar a fomentar una mejor educación en los consumidores en materia de seguridad online, desarrollar herramientas para identificar y prevenir dichos ataques y, finalmente, apoyar acciones globales en todo el mundo que, junto con las acciones legales necesarias, ayuden a cambiar la situación actual.
Y parte de todo ello se cuece y se gesta, también, en el corazón de Microsoft en Washington