Desde que comenzó la pandemia en 2020, el aumento de precio de los componentes de una PC ha sido una constante. Dejando de lado el tema de las tarjetas de video y la escasez de chips, la demanda por periféricos asociados al trabajo remoto ha hecho subir los precios en general. Por ende, se puede concluir que este último año ha sido una mala época para renovar un equipo o peor aún, armarlo desde cero. Sin embargo, decidí hacerlo.
Desde hace años utilizaba un Mac para prácticamente todo, pero había llegado el momento de renovar y seguir con la marca de la manzana no me pareció la idea más conveniente: era el momento de volver a Windows. Por lo tanto, me puse a la tarea de comprar piezas y armar un equipo competente para 2021, tratando de ahorrar lo más posible en los componentes más caros, pero sin irme al extremo de lo más barato.
No fue fácil, pero ahora que veo el equipo funcionando, creo que lo logré.
Las primeras piezas de rutina
Lo primero que tenía claro es que usaría un procesador de AMD. Las, hasta ahora, cuatro generaciones de chips Ryzen han comprobado estar a la altura e incluso superar a su competencia directa en rendimiento y precio.
La compra inicial fue la de las piezas más “rutinarias”, por decirlo de alguna forma. Escogí una placa Asus (B450M-A II) que, potencialmente, podría aguantar un par de generaciones más de CPU antes de quedar obsoleta. Y en esto hay que considerar que AMD ha cumplido su promesa de no cambiar el socket del procesador a cada nueva generación, lo que ha permitido extender el tiempo de uso de las placas madres.
Ni la placa ni los módulos de memoria RAM (dos Crucial Ballistix de 8 GB cada uno) costaron mucho más que hace un año, lo mismo que la fuente de poder de 500W, el disco duro y el gabinete. Eso sí, por más que el objetivo era ahorrar, traté de elegir piezas y marcas con cierto prestigio, porque como bien se sabe: lo barato sale caro. En cambio, en lo que sí fui un poco tacaño fue en la cámara web y aún así encuentro que es demasiado cara para su calidad. Mi consejo: escapar de la Logitech C505 HD.
Todas estas piezas las compré en una tienda independiente del país (Chile) y en total logré un pequeño ahorro en comparación a comprar las mismas piezas en tiendas de cadenas. Por regla general, las cadenas tienen más opciones y stock, pero a cambio la mayoría de componentes resulta más caro. La conclusión: si uno sabe de antemano lo que busca en específico, puede darse el lujo de encontrar buenos precios fuera de los vendedores más conocidos.
El lado Ryzen de la fuerza
Al tener claro que quería un procesador de AMD, la pregunta ahora era “cuál de todos los que existen”. Si bien el objetivo no era armar un equipo tope de línea, tampoco podía ir tan atrás en cuanto a rendimiento y por eso descarté los Ryzen de primera y segunda generación (series 1000 y 2000).
Asimismo, la llegada de los Ryzen 5000 más recientes puso en un muy buen lugar a toda la serie Ryzen 3000, sobre todo en lo que respecta a la relación calidad-precio. Y aquí fue cuando descubrí algo que no tenía idea que era posible: comprar procesadores en AliExpress es la mejor opción para ahorrarse no poco dinero.
Resulta que en AliExpress existen unos cuantos vendedores de hardware que entregan piezas en semanas y ofrecen precios con los que las tiendas locales no pueden competir. Y sí, es normal tener algo de desconfianza respecto a esto pero luego de leer decenas de opiniones y recomendaciones de gente cercana, me arrojé a la piscina y compré un Ryzen 5 3600XT a un vendedor en China.
La sorpresa fue mayúscula cuando apenas nueve días después recibí el procesador en la puerta de mi casa. Se trataba de un producto nuevo, con su caja y manuales correspondientes, con el ventilador de fábrica e incluso con la pasta térmica ya aplicada. Este no era un chip pirata ni nada por el estilo, sino uno con todas las de la ley. La única curiosidad era que algunas letras en la caja estaban en chino, algo normal por tratarse de un producto para la venta en aquel país.
¿Y el ahorro? Prácticamente $200 dólares más barato que el precio de lista en tiendas locales, incluyendo envío e impuestos. Aunque claro, tal ahorro se iba a terminar por la pieza que faltaba.
El drama de las GPU
Comprar una tarjeta de video hoy día es una verdadera odisea. Primero porque el stock es casi inexistente; lo normal es que la mayoría de las tiendas locales e internacionales tengan muchos modelos agotados.
Lo segundo, y quizá más dramático, es que los precios de las tarjetas de video están por las nubes. Modelos como la GTX 1650 Super de Nvidia pueden llegar a costar el doble que apenas tres meses atrás. Y ni hablar de tarjetas de gama alta, que debido a la minería de criptomonedas y la escasez general de chips pueden llegar a costar el doble o el triple del precio sugerido por los fabricantes.
El problema de los precios también afecta a la gama de entrada. Una GT 1030 de Nvidia es un cazabobos y comprarla es casi un acto de desesperación. Y el mercado de segunda mano se aprovecha de esto, llegando a prácticas ridículas en grupos de compraventa en redes sociales.
Dicho lo anterior, mis límites eran claros: una tarjeta RTX 20 o RTX 30, imposible. Y tampoco iba a gastar en modelos como las RX 550 (AMD) o 1050 Ti (Nvidia), porque la relación calidad-precio es mala. Mi objetivo era una GTX 1650 Super o GTX 1660, pero la pregunta era ¿dónde comprarla a un precio decente?
Una opción era Amazon Japón. Dicha tienda hace envíos al extranjero, los precios son caros pero no tanto y, más importante aún, cuentan con stock. La versión estadounidense de Amazon nunca tiene nada, en cambio en la tienda japonesa sí había modelos de gama de entrada disponibles y a precios accesibles.
Sin embargo, en un súbito arranque de paciencia, preferí esperar un poco porque la misma tienda a la que le compré las piezas iniciales me pasó el dato que pronto habría stock de tarjetas de Nvidia a precios relativamente aceptables. Y así fue, aunque finalmente terminé subiendo un pequeño peldaño porque el modelo que llegó fue la GTX 1660 Super, cuyo precio es un poco más caro que el de la GTX 1650 o GTX 1660, pero a la vez el rendimiento también aumenta. Finalmente podría jugar Valheim.
Conclusión: ¿hice bien o fue una locura?
Luego de recibir la tarjeta de video y montarla, llegó el momento de encender el equipo y revisar si el procesador chino era realmente el que compré (spoiler: sí lo es). Y el cálculo indicaba casi exactos $1,400 dólares, lo que era apenas un poco más de lo que me había propuesto en el inicio. La diferencia estuvo en la tarjeta de video, pero tomando en cuenta el estado del mercado, no fue un mal negocio.
La computadora que armé está en general bien balanceada. No tiene piezas tope de línea, pero tampoco tiene productos de gama baja o hace cuellos de botella. El Ryzen 3600XT es muy competente y debe aguantar unos cuantos años antes de quedarse corto. Y para esa fecha espero aún se puedan comprar procesadores por AliExpress.
La tarjeta de video, por su parte, es apenas un modelo de entrada al lado de la nueva oferta de Nvidia o AMD, pero como no estoy interesado en exprimirla para jugar a 4K, no debería tener problemas. La mayor parte del tiempo juego en la Xbox Series S y con eso tengo suficiente. Con la GTX 1660 Super puedo hacer streaming de buena calidad sin sobrecargar el procesador (gracias al códec NVENC), y también jugar sin mayores inconvenientes algunos títulos de Steam que no existen en consolas.
Este mismo equipo me hubiera costado mucho menos hace un año, en especial por el precio de la tarjeta de video. Claro, hace un año tal vez hubiera escogido otro procesador porque el Ryzen 3600XT aún no existía, pero en ese entonces habría comprado algo del mismo precio. En cambio, la tarjeta de video me hubiera costado la mitad, o al revés, por el mismo precio podía comprar algo mucho más potente.
Con todo, mi conclusión es que armar un equipo competente a un costo aceptable en plena pandemia no es imposible, pero es un proceso que requiere mucha investigación previa. Antes de comprar la primera pieza, pasé semanas investigando en foros sobre los distintos modelos que tenía en mente, con el solo fin de exprimir lo más posible cada centavo a gastar.
Cuando el dinero no es una barrera, por supuesto que es posible comprar piezas de cualquier gama sin mayores complicaciones porque siempre hay una tienda que tiene algo en stock (a excepción de las tarjetas de video). Pero cuando el presupuesto es limitado, mi recomendación es, sin duda, investigar todo lo que se pueda, tener paciencia y sentarse a esperar hasta que aparezca el precio correcto. Y recién ahí hacer clic en el botón comprar.