De manera frecuente se suele afirmar que el iPhone estrenado en 2007 por Steve Jobs y Apple fue el primer smartphone de la historia. Sin embargo, había sido la finlandesa Nokia la que había dado los primeros pasos una década antes con el Nokia 9000 Communicator.
Corría la segunda mitad de los años noventa y Nokia era líder indiscutido del mercado de los teléfonos móviles, con dispositivos accesibles, de fácil uso y sobre todo resistentes a prácticamente cualquier impacto, como el modelo 1610 o el emblemático 3310.
Sin embargo, una de sus mayores contribuciones fue el Nokia 9000 Communicator, el teléfono que en 1996 inauguró una prolífica línea de la compañía orientada a ejecutivos que introdujo características innovadoras, pero que no ha recibido los méritos que en realidad se merece.
Cómo era el Nokia 9000 Communicator
El Nokia Communicator 9000 era un teléfono grande. Para ponerlo en perspectiva, pesaba 397 gramos, poco menos del doble de los 226 gramos del iPhone 12 Pro Max, el mayor de la última generación de los teléfonos de Apple.
Como para justificar su robustez, era sorprendentemente poderoso para la época: contaba con 8 MB —dos de los cuales eran para almacenamiento del usuario— y una CPU Intel i386 de 24 MHz, todo impulsado por el sistema operativo GEOS, el antecesor del Symbian que movió sus dispositivos en la década siguiente.
Sin embargo, una de sus mayores innovaciones fue su diseño tipo clamshell o almeja, que le permitía cambiar en pocos segundos de un formato de teléfono tradicional a un dispositivo tipo computadora de mano (PDA) con un teclado QWERTY y una pantalla LCD monocromática con resolución de 640×200.
Debido a que estaba diseñado para un segmento ejecutivo, permitía enviar fax y estaba equipado con aplicaciones de oficina, pero fue uno de los primeros teléfonos en contar con conectividad a internet: incluía su propio navegador web y cliente de correo electrónico.
Sin embargo, a diferencia de otros dispositivos que solo ofrecían navegación web por texto, el Nokia 9000 Communicator representaba los gráficos en su pantalla monocromática gracias a un módem integrado de 9600 bits por segundo. Claro, había que conectarse a la red como una llamada telefónica, pero era el estándar de la época incluso desde computadoras de escritorio.
¿Qué vino después?
El Nokia 9000 fue el primero de la exitosa línea Communicator del fabricante finlandés que se complementarían con una decena de modelos hasta comienzos de la década de 2010, cuando comenzó el reinado de Apple y Samsung.
“Teníamos exactamente la visión correcta de lo que se trataba… estábamos unos cinco años por delante”, reconoció el entonces presidente de Nokia Jorma Ollila. Así, al Nokia 9000 Communicator le siguieron los modelos 9110 (1998), 9210 (2001), 9300, 9300i (2004), 9500 (2005), E90 (2007), N97 (2008) y E7 (2010).
Y aunque hubo otros teléfonos que podrían competir como el primer smartphone de la historia, como el IBM Simon de 1992 y o el GS88 de Ericsson de 1997, el Nokia 9000 Communicator reúne características únicas que justifican este título.