A estas alturas, probablemente no te sorprenderías si te decimos que un smartphone, en especial los más modernos y sofisticados, son más parecidos a un ordenador que a un teléfono en sí. Ya no es solo por todo lo que puede hacer, sino por su capacidad de procesamiento de información que está obligando a los fabricantes a exprimir al máximo el cada vez más reducido grosor que marcan estos dispositivos.
Y un ejemplo claro de ello es la nueva bestia de Samsung: el Galaxy Note 9, con sus 8 GB de RAM y su mega batería de 4,000 mAh. Sin embargo, con tantas cualidades es normal que este teléfono genere muchísimo calor. Afortunadamente, para contrarrestar este detalle el fabricante anunció que incorporó un sistema de refrigeración líquida que ahora nos explica con más calma.
Una refrigeración líquida mas eficiente
La refrigeración líquida no es nueva en los Samsung y de hecho, se estrenó en la familia con el Galaxy S7; sin embargo, el Note 9 lleva mucho más lejos este concepto con el sistema “Water Carbon Cooling” de la casa. El fabricante comienza por explicarnos que cuando se recurre a mucho consumo de procesador (por ejemplo, con los juegos) en un móvil de estas características, se genera una gran cantidad de calor. Este calor, si no se disipa convenientemente, obliga a la CPU a reducir su velocidad para evitar daños permanentes, y esta reducción (la conocida ‘termal throttling’) termina por afectar al rendimiento.
Samsung tenía bien claro en este terminal que quería ofrecer al cliente un smartphone super potente y con una gran capacidad gráfica para jugar sin problemas a títulos como Fortnite. Eso se ha traducido en un potente chip que alcanza los 2.7 GHz y la sobredimensionada batería que hemos mencionado y que ambos a pleno gas son como un auténtico brasero. En el Galaxy S7, Samsung empleó un difusor impregnado en agua que absorbía el calor y una vez disipado, el agua se evaporaba y condensaba hasta volver de nuevo a su estado líquido.
Como te apuntábamos, los coreanos se han esforzado en lograr que este sistema sea ahora más eficiente y ahora lo han logrado añadiendo una capa de cobre entre las dos termoaislantes del modelo precedente, de manera que se disipa a mayor velocidad el calor. También se ha incorporado un tubo de difusión del calor de mayores dimensiones, alcanzado los 350 milímetros cúbicos, frente a los 95 milímetros cúbicos del Galaxy S9. De esta manera, se disipa un área todavía más grande.
¿Cuál ha sido el resultado? El Galaxy Note 9 gestiona de una forma muy superior el calor generado por el procesador, logrando que el equipo funcione al máximo de su potencial en la mayoría de las ocasiones. Para los amantes de las cifras, el Note 9 supera hasta en tres veces en disipación del calor al Note 8.