Ya era cuestión de tiempo, desde su aparición, las impresoras 3D han sido de mucho beneficio para la ciencia, y sobre todo la medicina, creando desde prótesis funcionales hasta huesos a la medida.
Por primera vez, los científicos han producido estructuras 3D-impresa constituida por células vivas que son lo suficientemente grandes y lo suficientemente fuerte como para reemplazar los tejidos humanos.
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Los investigadores del Instituto Wake Forest de Medicina Regenerativa, detallaron cómo lograron diseñar una bioimpresora lo suficientemente precisa para la fabricación de tejidos humanos de reemplazo, aptos para ser utilizados en cirugías de trasplante.
Las partes del cuerpo que se han logrado imprimir con esta tecnología, hasta el momento, incluyen un hueso de la mandíbula, el tejido muscular y las estructuras cartilaginosas, quizás lo más impresionante de todo, una oreja humana a total precisión.
Según el equipo de Wake Forest, liderado por el profesor Anthony Atala, una bioimpresora es muy parecida a las impresora 3D convencionales. Lo que significa que las técnicas de fabricación es realizada capa por capa agregando los aditivos, imprimiendo así una estructura compleja. La gran diferencia es que las tradicionales 3D utilizan plásticos, resinas, metales, y a veces, incluso cerámica, estas bioimpresoras utilizan materiales en base a tejido humanos.
Más de una década se ha tardado el equipo médico en lograr tal hazaña que promete muchos beneficios. Para el equipo de Atala, los tejidos parecen ser de tamaño, forma y fuerza adecuada para el uso real en los cuerpos humanos. Sin embargo, todavía están experimentando y haciendo más pruebas en ratas y ratones.
Los tejidos y células vivas pueden ser tomadas del mismo paciente, creando cartílagos y huesos que pueden ser remplazados en caso de algún tipo de lesión.
Atala también señalo, «El desarrollo futuro de la bioimpresora está siendo dirigida a la producción de tejidos para aplicaciones en seres humanos, y para la construcción de tejidos y órganos más complejos sólidos», dijo Atala Quartz. «Para imprimir tejidos y órganos humanos, por supuesto, hay que asegurarse de que las células sobreviven, y la funcionalidad es la prueba final. Nuestra investigación indica la viabilidad de la impresión de huesos, músculos y cartílagos para los pacientes. Vamos a utilizar estrategias similares para imprimir órganos sólidos”.
Aunque falta mucho camino por recorrer, Atala confirma que «todavía va pasar un tiempo» antes de que esto pueda ser llamado un gran avance médico.