Vay, una startup alemana, propone una alternativa a la conducción autónoma: un sistema con vehículos controlados por un humano, pero a la distancia.
El sistema de Vay está pensado para un servicio de transporte en el que los usuarios podrán pedir un vehículo tal como si se tratara de un Uber o similares. Sin embargo, el vehículo que llegue a recogerlo estará vacío, ya que habrá sido controlado por un conductor vía remota.
El usuario entonces puede tomar control del automóvil para dirigirse hacia su destino final; una vez en el lugar, simplemente se bajará del vehículo y el conductor a distancia volverá a tomar el control del mismo.
Según la compañía, este sistema se ha diseñado para ser incluso más seguro que la conducción tradicional, ya que permite mantener a raya lo que son las cuatro principales causas de accidentes automovilísticos fatales: distracciones, fatiga, exceso de velocidad o conducción bajo los efectos del alcohol.
Para esto, los conductores remotos estarán altamente entrenados y utilizarán una cabina especial, similar al de una máquina de arcade y con varias pantallas disponibles para visión en 360 grados. Los vehículos de Vay contarán con una serie de cámaras y sensores que transmitirán video e información hacia las pantallas de la estación de conducción.
Un sistema como el de Vay no parece imposible de implementar e incluso puede resultar más funcional en el mediano plazo que la conducción autónoma tradicional. Para empezar, siempre habrá un humano detrás del volante, aunque sea a la distancia, y no habrá algoritmos ni inteligencia artificial a cargo de tomar decisiones.
De cualquier manera, el sistema cuenta con algunos desafíos complejos. Vay dice que utilizarán múltiples redes celulares de manera que la conexión entre el vehículo y el lugar donde se encuentren los conductores nunca se pierda. No obstante, en materia tecnológica nada se puede asegurar al 100 por ciento y por ende vale preguntarse qué pasaría si se corta la señal, ya sea en el vehículo o en la central de control.
La compañía ya prueba su sistema en Berlín, la capital de Alemania, y el próximo año podría empezar a ofrecer su servicio siempre y cuando reciba las autorizaciones correspondientes de las autoridades.
Al menos en el papel, lo que propone Vay parece más aterrizado y factible que la conducción completamente autónoma.