Del sistema de asistencia a la conducción de Tesla se ha escrito tanto como millas han recorrido sus vehículos. Autopilot ha dado paso a todo tipo de comentarios, desde que es un nombre engañoso hasta que es un peligro público. Por lo mismo, surge la pregunta: ¿qué tan piadoso con un Elon Musk, que distraídamente cruza la calle, puede ser uno de los automóviles eléctricos del fabricante estadounidense?
De la respuesta se hizo cargo el portal británico carnow, en específico Mat Watson, su director de contenido. El comunicador y su equipo se trasladaron a un circuito cerrado que simulaba las condiciones urbanas y decidieron poner a prueba las cámaras y sensores de un Tesla Model 3 al distribuir distintos obstáculos en medio de la vía.
El primero de ellos fue un carro blanco de espuma cuyas líneas recordaban las del Honda Fit (Jazz). Cuando el periodista conducía a 20 millas por hora (32 km/h), la variedad de entrada de la firma con sede en Texas activó las alarmas visuales y auditivas, y terminó por detenerse por su propia cuenta antes de la colisión, a unos seis pies (1.8 metros) de distancia.
Luego vino la prueba de fuego de la jornada: una figura a escala real del presidente de la compañía que cruzaba por el paso de peatones. De nuevo, el sedán compacto reaccionó adecuadamente frente al Elon Musk de cartón: alertó a su conductor y frenó de manera autónoma. Lo mismo ocurrió cuando se le puso por delante un canguro de peluche de unas 40 pulgadas (un metro) de altura, similar a un niño pequeño.
El examen que sí reprobó el Tesla Model 3 fue con animales de menor tamaño. Según lo demostró el experimento de los expertos de carnow, Autopilot fue incapaz de detectar un perro y un gato. En ambos casos, se llevó por delante las versiones de juguete de las populares mascotas.