A partir de este 1 de enero, el crédito fiscal federal para los automóviles eléctricos de Tesla se redujo a la mitad. Para amortiguar el efecto en sus clientes, el fabricante de Silicon Valley anunció para Estados Unidos una rebaja de $2,000 dólares para el Model S, el Model 3 y el Model X.
El crédito fiscal federal para este tipo de carros es de $7,500 dólares, pero el monto comienza a desaparecer una vez que el fabricante vende 200,000 unidades, una cifra que Tesla alcanzó en julio pasado. Por tal motivo, todos los autos entregados entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2019 solo califican para un crédito federal de $3,750 dólares (junto con cualquier incentivo estatal o local aplicables). El guarismo se reducirá nuevamente a la mitad para los ejemplares entregados entre julio y diciembre, hasta $1,875 dólares. Después, desaparecerá por completo.
El recorte de precios fue anunciado junto con las cifras de producción y entregas del cuarto trimestre de 2018. Tesla repartió 90,700 unidades entre octubre y diciembre, entre ellos 63,150 sedanes Model 3, 13,500 sedanes Model S y 14,050 de la SUV Model X. Las entregas aumentaron 8 por ciento respecto de la propia marca histórica, alcanzada el trimestre anterior. Tesla también informó que a lo largo de todo 2018 puso en la calle un total de 245,240 nuevos ejemplares. Finalmente, destacó que se trata de una cantidad equivalente a la de todos los años precedentes sumados.
Sin embargo, el optimismo de Tesla no alcanzó para contagiar a los mercados bursátiles, pues las acciones del fabricante de automóviles cayeron hasta 9 por ciento en Wall Street, según detalló Reuters. Los analistas se mostraron decepcionados por las cifras y sorprendidos por el recorte de precios. El especialista Nicholas Hyett, de Hargreaves Lansdown, aseguró que la firma podría dejar de percibir hasta $700 millones de dólares al término de 2019 si continúa entregando autos a la misma tasa. Según su opinión, el recorte indica que los clientes de Tesla «son quizá un poco más sensibles al precio» de lo que se pensaba originalmente.
El analista de Bank of America John Murphy escribió que la reducción de los precios refleja que la demanda por vehículos Tesla podría no ser tan sólida como la compañía indicó anteriormente. El analista de Wedbush Daniel Ives aportó que la decisión de la compañía liderada por Elon Musk era «potencialmente positiva», pero agregó que «no es lo que los mercados querían escuchar sobre el impacto en la rentabilidad y, en última instancia, en los resultados».
La compañía sufrió el año recién pasado la salida de la presidencia de su junta directiva de su cofundador, luego de que el regulador bursátil le obligase a alejarse del puesto por tres años, un sillón que terminó ocupando Robyn Denholm, directora financiera de Telstra, una de las compañías de telecomunicaciones más grandes de Australia. Adicionalmente, Musk fue objeto de una multa de $20 millones. Todo, luego de que asegurara a través de su cuenta personal en Twitter contar con los recursos necesarios para comprar todas las acciones de la empresa y sacarla de la bolsa.
Pero no todo fue tan color de hormiga para la casa automotriz californiana, pues durante 2018 su Model 3 obtuvo cinco estrellas en el test de choque de la NHTSA y efectuó anuncios como el blindaje de sus carros con código PIN, el desarrollo de su primera camioneta y la implementación de una red de estaciones Supercharger de nueva generación. Casi finalizando la temporada, hizo noticia con la invitación a sus empleados a las pruebas del hardware Autopilot 3, con la oferta de descuentos por hasta $ 13,000 dólares para quienes se anotasen en la compra de los vehículos. Se espera que los avances en el sistema de conducción robótica les permita a sus autos la completa autonomía hacia fines de 2019.
Tesla obtuvo ganancias en el tercer trimestre de 2018, pero no fue rentable en los primeros nueve meses del año. La compañía ha estado quemando efectivo para lanzar y aumentar la producción del Model 3 y en otros proyectos, como un camión eléctrico. Con un precio base de $35,000 dólares, el sedán estaba destinado a crear un camino hacia la rentabilidad al aumentar de forma masiva los volúmenes de ventas. Pero fabricar autos sigue siendo caro, algo en lo que Tesla y sus partidarios en Wall Street están intentando defender.