Es difícil plasmar en un escrito la belleza de un Rolls-Royce Ghost, pero lo intentaré. El auto es más que un sueño, es surreal, es digno de un magnate, de alguien de la realeza inglesa o de un mandatario de primer mundo. Nos lo prestaron por poco más de 24 horas y, sinceramente, no encontramos nada negativo que decir.
El Ghost es el auto más “económico” de la marca (su precio inicia en $322,500 dólares), pero eso es solo el comienzo. El modelo que manejamos tenía más de $100,000 dólares en equipamiento adicional, además de que se trata de un coche diseñado para ser conducido por el dueño, a diferencia de los otros modelos de Rolls-Royce que son pensados para ser manejados por un chofer personal.
Una de las excentricidades de este carro es que, en la parte central trasera, tiene un pequeño refrigerador de tamaño especial para poner una botella de champaña, además, hay dos copas de cristal que se enfrían junto con la bebida. Un poco más abajo se encuentra una licorera de cristal para un licor más fuerte; este compartimento no tiene refrigeración, ya que el whiskey se puede tomar a temperatura ambiente.
A diferencia de otros modelos de marcas como Mercedes-Benz o Volvo, los cuatro asientos de este auto dan masaje de manera constante y pueden seguir así hasta que el pasajero detenga esta función manualmente. Además, al interior del vehículo no se encontró ninguna superficie de plástico, todo era metal, piel o madera.
En cuestión de potencia no se podía quedar atrás. Su motor de 12 cilindros, tres veces más grande que uno de cuatro, produce 563 caballos de fuerza, mientras que su transmisión es de ocho velocidades.
Motor y transmisión son de hechura alemana; en su totalidad, el auto es 60 por ciento alemán y solo 15 por ciento inglés. La razón es sencilla: la marca Rolls-Royce pertenece al grupo de BMW, pero se sigue ensamblado en el Reino Unido, en la fábrica de Chichester.
Con todas las mejoras agregadas al Ghost, el precio subió a $460,350 dólares. Algunas de los agregados más destacados y más costos son la pintura metálica color plata con un costo de $12,275 dólares, la consola central con el enfriador de champaña de $18,500 dólares y el sistema de sonido Bespoke de $10,575 dólares.
Sin duda, el Rolls-Royce Ghost es un auto para pocos, pero deseado por muchos.