La crossover eléctrica Ford Mustang Mach-E 2021 es uno de los vehículos más significativos que ha presentado la industria automotriz estadounidense en el último medio siglo, al igual que lo fue el Mustang original en las cinco décadas anteriores. A pesar de tratarse dos vehículos diametralmente opuestos, su importancia reside en la misma circunstancia: haber sido el vehículo perfecto para el momento de su llegada.
La Ford Mustang Mach-E irrumpe en el mercado justo cuando la aceptación de los autos eléctricos experimenta un crecimiento exponencial, con un precio inicial de $43,995 dólares, lo suficientemente tentador como para lograr convencer a los dudosos.
Según Bloomberg, durante los primeros cinco meses de 2021 Ford produjo 27,816 unidades de la Mustang Mach-E en su planta mexicana de Cuautitlán, por lo que supera al Mustang a gasolina en 1,727 unidades. En este periodo, Ford vendió 10,510 Mustang Mach-E mientras casi la totalidad de sus competidores se ven las caras sin poder ofrecer una alternativa inmediata, de la misma manera —guardando las proporciones— en que entre 1964 y 1966 Ford vendió más de un millón de Mustang sin ninguna competencia.
La Ford Mustang Mach-E es la primera crossover eléctrica estadounidense producida por un fabricante tradicional, pero ese hecho en sí mismo no era garantía de la aceptación y relevancia necesarias para garantizar el éxito del proyecto. Ford incluso detuvo el desarrollo de un modelo inicial por ser excesivamente genérico y sin sabor, por lo que empezaron desde cero en busca de un diseño emocionante y audaz al que coronaron con el nombre Mustang, garantizando una muy necesaria dosis de atención.
Tuve a mi disposición una Mustang Mach-E First Edition con todas las opciones, como la batería de autonomía extendida y tracción en las cuatro ruedas, durante una semana. Tiempo más que suficiente para poder determinar si el producto cumple con las enormes expectativas puestas en él. Desde ya puedo decir que sí las cumple, sin mucho esfuerzo, y en algunos casos hasta las excede.
Detrás del volante
El manejo de la Mustang Mach-E no es el de una crossover típica, y mucho menos el de un Mustang tradicional.
La pesada batería que hace las veces del suelo del vehículo le da a la Mach-E un centro de gravedad muy bajo y una distribución de peso óptima, otorgándole una maniobrabilidad y manejos elegantes y precisos, más cercanos a los de un BMW Serie 3 que a los de una Ford Escape (o Kuga para nuestros lectores en Europa).
Sus dos motores eléctricos, que impulsan las cuatro ruedas del vehículo, le confieren a la Mach-E una versión muy satisfactoria de la enviciante aceleración instantánea de los vehículos eléctricos, la cual en este caso es muy fácil de disfrutar gracias a una suspensión finamente balanceada y a un sistema de dirección que aunque es preciso y muy rápido en sus respuestas, también me sorprendió con una alegre tendencia al sobreviraje.
Es posible que la Mustang Mach-E le otorgue un sentido de confianza falso a los conductores menos capaces, pero por fortuna el modelo está plagado con un ejército de niñeras electrónicas que hacen un excelente trabajo manteniendo la paz y la seguridad de sus ocupantes.
La opción de manejo con un solo pedal merece mención aparte. El sistema se puede accionar con un toque de la pantalla táctil y de esta manera eliminar la necesidad de usar el pedal de freno a menos que haya que dar un frenazo de emergencia. Esto ahorra el desgaste de las pastillas de freno y enruta energía regenerativa a la batería. El sistema es muy fácil de usar. Al menos yo me sentí muy cómodo con el manejo con un pedal después de un par de minutos, y al final de la semana lo usé casi en exclusividad.
La cabina
La marcha de la Mustang Mach-E es silenciosa y de alto nivel gracias a un eficiente aislamiento y a una cabina espaciosa y cómoda con acabados de alta calidad. La enorme pantalla táctil, que controla todos los sistemas del vehículo, vive en el centro del sencillo pero hermoso tablero de instrumentos y controles, y es muy similar a las que usa Tesla. Ford le incluyó una perilla para el volumen del sistema de sonido, y su funcionamiento general es rápido e intuitivo. La Mach-E ofrece conectividad, tanto por conectores USB como por Bluetooth, mientras que el sistema de sonido, que incorpora radio satelital, es del proveedor B&O.
Los asientos tapizados en cuero son muy cómodos y espaciosos, y la segunda fila de asientos se ve enorme, aunque no puedo atestiguar sobre su comodidad porque nunca viajé en ella.
El modelo que probé ofrecía una autonomía por carga de aproximadamente 270 millas con un precio cercano a los $60,000 dólares. Sus dos motores eléctricos ofrecen 346 caballos de fuerza y 428 lb-pie de torque instantáneo, y por supuesto no hay transmisión de la cuál hablar, pero no se preocupen, que si hay reversa.
Por más emblemas de caballos galopantes que se vean en su carrocería, nadie debería comprar esta camioneta crossover creyendo que se trata de un Mustang tradicional con mucho espacio. La sensación de urgencia permanente del Mustang a gasolina, en especial en la versión GT con motor V8, es reemplazada en la Mach-E con la plácida sensación de saber que hay una gran cantidad de potencia instantánea a la disposición de la punta de nuestro pie derecho para cuando haga falta, su posición de manejo es más cómoda, y la calidad de su cabina es infinitamente mayor.
Ford presentará una nueva versión “GT Performance” de la Mustang Mach-E con 480 caballos de fuerza y 634 lb-pie de torque, la cual quiero y necesito probar tan pronto como sea posible, pero siempre entendiendo que la Mustang Mach-E regular es más que suficiente para cualquier conductor.