Un día soleado por las montañas de Colorado; buena compañía; la vitalidad de la juventud; un Ferrari 458 Italia… ¿Qué podría salir mal? Pues el llamado de la bestia: dejarse seducir por el rugido del motor, y olvidarse de que no se trata de un carro cualquiera.
Sobre todo en las curvas. Siempre, siempre: ten cuidado en las curvas. Vayas en el auto que vayas. Y aún más, si el modelo bordea los 300 billetes de los grandes.
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Hablamos de un motor V8 de 4.5 litros que generan 570 caballos de fuerza a 9,000 rpm y casi 400 libras-pie de torque a 6,000 rpm, potencia que es enviada a las ruedas traseras a través de una transmisión semi-automática de doble embrague de 7 velocidades. Este juguetito alcanza los 100 km/h en 3.4 segundos, y si le sueltas las riendas, alcanza una velocidad máxima de 336 km/h.
No podemos ver a qué velocidad circula, mientras persigue a un Lamborghini Gallardo que —parece ser— era conducido por alguien con más experiencia. La acompañante alcanza a soltar un “Be careful!”, seguido de un “Oh my God, oh my God! That’s really fast!”, justo antes de tomar una curva a demasiada velocidad y chocar contra la barrera de metal.
Un accidente siempre es algo serio, aún cuando no hayas daños personales que lamentar. Ahora bien: estrellar un Ferrari 458 Italia contra un guardaraíl siempre será doloroso de ver. Y aunque el siniestro no parece total, apostamos que la gracia no ha salido nada de barata.
Esperemos que el muchacho al menos haya tenido un buen seguro. Y esperemos también que vídeos como este —más allá del asombro— sirvan de advertencia para aquellos presumidos que piensan que a ellos jamás les sucederá nada.