Corría 1981 y el Clase S serie W126 de Mercedes-Benz era presentado como el primer automóvil del fabricante alemán con un sistema de airbag. Sin embargo, esto ponía término a una década de desarrollo, que incluyó más de 250 choques simulados, 2,500 pruebas de trineo y miles de testeos a los componentes individuales cuyo hito fundacional cumple medio siglo: la patente del 23 de octubre de 1971.
Hoy los damos por descontados como elementos de seguridad de los vehículos, pero su introducción marcó una revolución en materia de protección. Se estima que desde 1987, los airbags han salvado la vida de más de 50,000 personas al menos en Estados Unidos, según cifras del Departamento de Transportes (NHTSA, por sus siglas en inglés).
Orígenes del airbag
Pese a que Mercedes Benzs fue la primera compañía en patentar un airbag o colchón de aire, gran parte de los avances se deben a los trabajos que realizaron el alemán Walter Linderer y el estadounidense John W. Hedrik en la década de 1950.
En 1951, Linderer diseñó lo que describió como un “contenedor inflable en estado plegado, que se infla automáticamente en caso de peligro”. Solicitó una patente para un dispositivo destinado a “proteger a las personas en vehículos contra lesiones en caso de colisiones».
Aunque el estadounidense describió el principio de un airbag, los requisitos técnicos para los sensores, así como para la generación rápida del gas, no existían por esos años: el aire comprimido convencional no genera la suficiente presión para inflar el airbag, y el material elástico y suficientemente resistente para la bolsa tampoco estaba disponible.
En Estados Unidos, después de sufrir un accidente vehicular junto a su familia, el ingeniero estadounidense John W. Hetrick llegó a la conclusión de que era necesario contar con un dispositivo que garantizara la seguridad de los pasajeros en caso de colisión. En 1953, patentó una bolsa inflable conectada a un tanque de aire comprimido, que se accionaba tras una colisión gracias a un mecanismo de resorte.
En 1968, el también estadounidense Allen Breed patentó la única tecnología de detección de choques disponible hasta entonces: un “sensor y sistema de seguridad”. Fue el primer sistema de airbag automotriz electromecánico del mundo.
Mercedes-Benz vuelve a la carga
Mercedes-Benz volvió a la idea del airbag en 1966 y comenzó las pruebas iniciales para la generación efectiva de gas en 1967. El 23 de octubre de 1971, Mercedes-Benz obtuvo una patente para un nuevo sistema de seguridad complementario al cinturón de seguridad.
Aunque tardaría una década para que Mercedes lo incorporara a un vehículo de producción, la patente 2152902 C2 tenía claro el principio: un sensor registra la habitual desaceleración extrema de las colisiones y activa el mecanismo. De este modo, enciende un propulsor de azida de sodio, nitrato de potasio y arena; en la explosión subsiguiente, esta mezcla se transforma en nitrógeno gaseoso junto a una cierta cantidad de hidrógeno y oxígeno.
A diferencia de los cartuchos de aire comprimido o gas propulsor, la carga del airbag demostró ser un generador de gas fiable y de activación rápida: en una fracción de segundo, el nitrógeno infla la bolsa fabricada con un tejido especial, que luego funciona como un cojín suave para absorber el impacto de los pasajeros.
“Se desinfla de nuevo casi con la misma rapidez. Eso es importante, de lo contrario, los ocupantes rebotarían de un lado a otro”, explica el profesor Guntram Huber, responsable de la ingeniería de seguridad en Mercedes-Benz durante algunas décadas y que participó de los primeros desarrollos. Una vez que se ha desplegado el airbag, solo queda gas nitrógeno inofensivo.
Mercedes-Benz presentó el sistema de seguridad de la Clase S de la serie W 126 en el Salón Internacional del Automóvil de Ginebra de 1981. En julio de ese año, ya estaba disponible como un extra opcional, originalmente solo para el conductor. En combinación con un tensor de cinturón para el pasajero delantero, tenía un precio de 1525,50 marcos alemanes (unos $907 dólares).