El Bloodhound Super Sonic Car (SSC) corrió por la pista de aterrizaje de un aeropuerto en Newquay, en el suroeste de Inglaterra, frente a una multitud de varios miles de personas.
Conducido por el comandante de la Royal Air Force, Andy Green, el automóvil completó dos carreras exitosas a lo largo de la pista de 1.7 millas, superando la marca de 200 mph en ocho segundos.
Fue propulsado por un motor a reacción Rolls-Royce EJ200, que normalmente se encuentra en los aviones de combate Eurofighter Typhoon. «Este motor produjo un empuje máximo de 20,000 libras (90 kilonewtons), equivalente a 54,000 caballos de fuerza, o la producción combinada de 360 autos familiares», dijo el equipo de Bloodhound.
Para darle al carro la oportunidad de ingresar en los libros de registro, un equipo de británicos de Fórmula Uno y expertos aeroespaciales de Bloodhound planean unirle un motor de cohete que actualmente está desarrollando la empresa escandinava Nammo. El intento podría tener lugar en 2020 en Hakskeen Pan, un vasto y seco lecho de lago ubicado en Northern Cape, Sudáfrica.
Si todo va según lo previsto, el Bloodhound alcanzará una velocidad de 1,000 mph (1,609.3 kilómetros/hora), rompiendo el récord actual de velocidad por tierra establecido en 1997, y que se encuentra en las 763.035 mph. El vehículo era el Thrust SSC, y en el asiento del conductor para esa carrera récord de hace 20 años se encontraba el mismo tipo al volante del Bloodhound de esta semana, Andy Green.
Y no crean ni por un momento que Green simplemente se sienta allí, pisa el acelerador, y aprieta sus nalgas, aunque es cierto que esto último puede ser más instintivo que deliberado. Según los comentaristas que vieron la prueba de esta semana, él «está manejando cosas como la presión de los frenos y sus temperaturas; cuando se pone el motor en marcha, revisando como el combustible fluye… y dándole también una dirección, tanto que incluso recibiendo un ligero viento de costado tendrá que corregir la dirección del automóvil mientras va por la pista. Entonces, hay una gran cantidad de aporte y de trabajo de su parte».
Tras la última salida de Bloodhound, Green dijo que «el automóvil ya está trabajando más rápido y mejor de lo que esperábamos», describiéndolo como «receptivo, estable y, sobre todo, increíblemente rápido». Añadió que aunque el Bloodhound había avanzado mucho más despacio el Miércoles, aunque la carrera había sido «un entrenamiento adecuado para el vehículo».
El proyecto Bloodhound comenzó en 2008, en parte como una iniciativa para inspirar a los niños a tomar las materias de STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). El enfoque educativo sigue desempeñando un papel importante en el trabajo del equipo, y estimula el sueño de asegurar algún día ese récord mundial.