Es posible que los automóviles que conducen por sí solos no puedan todavía lanzarse a las carreteras, pero ya se puede circular en varios de ellos. AAA y la empresa de gestión de transporte Keolis se han unido para operar un servicio de transporte autónomo en Las Vegas. El objetivo es ver cómo estos vehículos autónomos interactúan con su entorno y —sobre todo— saber cómo los pasajeros responden a estos.
Keolis lanzó un servicio de transporte autónomo limitado en el centro de Las Vegas a principios de este año, pero AAA afirma que una versión extendida y más ambiciosa está en camino. En el transcurso del programa de un año, AAA espera transportar un cuarto de millón de pasajeros, operando en las calles del Innovation District del centro de Las Vegas.
El vehículo de transporte en sí está fabricado por Navya, y se asemeja a un autobús reducido. Es un vehículo totalmente eléctrico, y puede acomodar en su interior a ocho personas, las cuales usan un cinturón de seguridad como si estuviesen en un automóvil. Además de la variedad de sensores (lidar, cámaras, GPS), este carro-lanzadera puede interactuar con la infraestructura de esta «ciudad inteligente» que —según AAA— es la primera en los Estados Unidos. Eso significa que el mini bus puede comunicarse con las señales de tráfico y —eventualmente— mejorar su flujo.
El servicio de transporte cubre un circuito de 0.6 millas, con paradas en Fremont Street y Carson Street, entre Las Vegas Boulevard y Eighth Street. Los viajes son gratuitos, y AAA encuestará a los pasajeros sobre su experiencia. El grupo quiere ver si el uso real y efectivo de un vehículo autónomo cambiará para mejor las percepciones de la gente sobre la tecnología. AAA también quiere estudiar cómo otros usuarios de las calles, particularmente los ciclistas y peatones, responden al tener un vehículo autónomo entre ellos.
AAA y Keolis eligieron Las Vegas para esta prueba debido al gran volumen de visitantes que tiene la ciudad, además de su clima soleado y seco —que no presentará condiciones climáticas desafiantes— y la actitud tolerante de Nevada hacia los autos sin conductor. El Estado es uno de los pocos que, a día de hoy, ha legalizado explícitamente las pruebas de vehículos autónomos en sus vías públicas, lo que los abogados de las empresas que realizan las pruebas seguramente apreciarán.
Lo cierto es que la mayoría de las pruebas que se hacen de vehículos autónomos se suelen centrar más que nada en los aspectos tecnológicos en la misma: los ingenieros buscan obtener más datos para afinar el software, o descubrir errores en sensores u otras piezas de hardware. Pero el mini bus de AAA y Keolis de Las Vegas persigue algo más grande y, si se quiere, mucho más fundamental. Porque para que los vehículos autónomos funcionen, la gente tendrá que querer subirse y andar en ellos.