La maniobra parecía magistral: tras la decisión de Apple de retirar Fortnite de la App Store el 14 de agosto, al vulnerar Epic Games las claras normas de no cursar las compras in-app dentro de la tienda de los de Cupertino, todos nos quedamos maravillados con la videoprotesta. Epic Games reivindicaba el papel de víctima ante el Gran Hermano que, en lugar de IBM, ahora era el propio Apple; la reedición del que dicen es el mejor anuncio de todos los tiempos pero intercambiando los roles, parecía un golpe definitivo.
Epic Games sumó a esta campaña un hashtag con la idea de viralizarla y provocar un incendio tan grande que hasta la mismísima Apple tuviera que pedir clemencia. El asunto no era menor y, desde luego, no eran los primeros en reivindicarlo: el desarrollador de software exigía su derecho de ingresar la totalidad de lo facturado en las ventas dentro de la aplicación sin dar un solo céntimo de Apple. Un derecho que, sobre el papel, parece legítimo, pero no es oro todo lo que parece, y nunca una metáfora podía ser tan literal.
Mi casa, mis normas
Fortnite se ha hecho demasiado grande, tanto que hasta Epic Games pensó que podía ningunear tanto a Apple como a Google al renunciar a pagar la comisión por utilizar su plataforma. La demanda de Epic Games puede parecer legítima, sobre todo cuando juegan la baza del monopolio ante el mundo: ¿puede Fortnite contar con una prominente presencia en los teléfonos del mundo sin contar con Apple ni Google? La respuesta es clara: no. Pero ahora es cuando viene el debate de verdad: ¿son Apple y Google oligopolios en el mercado de la telefonía? Esto lo abordamos un poco más adelante, pero ahora vamos al meollo del asunto.
Apple no ha dudado ni un solo segundo en aplicar, con mano de hierro, la normativa que rige la App Store y que los desarrolladores conocen bien: la firma provee una poderosa plataforma, segura, sólida, estable y, lo que resulta más importante, con un público millonario ante el que responde. Esta propuesta no es, en buena lógica, gratuita: Apple se queda con una porción de lo facturado en esa plataforma, una cuestión de justicia que no tiene un excesivo debate. La cuestión sería, en todo caso, si esa comisión es excesiva o no, pero no si se debe pagar o renunciar a ella.
En este sentido, tanto Apple como Google ofrecen una plataforma en propiedad en la que establecen sus propias normas y es el desarrollador, que conociendo las reglas del juego, las acepta y rubrica, o no. La cuestión aquí es que Epic Games podría haberse embriagado de éxito con Fortnite: demasiado popular y grande, seguro que podría hacer que Apple diera su brazo a torcer permitiendo una excepción a esta norma. Sin embargo, Tim Cook y compañía saben bien que este muro no debe tener grietas o se viene todo abajo.
El epic fail de Epic Games
Pero para ganar a Apple no basta con un farol y este amago le va a salir bien caro al desarrollador. La firma de Cupertino no ha titubeado ni un solo minuto en aplicar la normativa que rige la App Store, retirando de forma fulminante Fortnite. Pero atentos, porque la cosa no va a quedar ahí: Apple retirará la licencia de desarrollador a Epic Games el 28 de agosto y se llevará con ello el motor Unreal Engine. Suponemos que el susto ahora mismo será importante dentro de Epic Games, pero —para sorpresa de todos— la empresa insiste y eleva el asunto a los tribunales al acusar a Apple de posición monopólica.
Desde Epic, reconocen que los tribunales no van a dictar sentencia tan rápido como para evitar el desastre, pero sí prohibir que Apple ejecute la retirada de Fortnite hasta que se dicte sentencia. Entre tanto, Apple ha explicado que “no hará excepciones” y ha dejado una frase que puede servir para quienes en un futuro se animen a recorrer este peligroso camino: “El problema que se ha buscado Epic Games puede ser fácilmente remediado si envía una actualización de la app que cumpla la normativa acordada y que es aplicable a todos los desarrolladores”.
En realidad, Apple está aplicando de forma rigurosa el acuerdo firmado con los desarrolladores y advierte que si Epic Games se lanza hacia esas inciertas aguas, la responsabilidad de las consecuencias será únicamente suya. En lo que respecta a la baza del monopolio, ¿vulnera realmente el libre mercado una compañía que con éxito ha logrado captar el grueso de los usuarios sin prohibir el acceso de los competidores?
La cuestión no es sencilla, ya que si, finalmente, las autoridades ceden a la presión de Epic Games en este caso y obligan a Apple a flexibilizar sus condiciones, es muy posible que quienes salgan perdiendo a medio o largo plazo sean los desarrolladores más pequeños, ya que Apple podría perder en parte el interés de un negocio al que se habrían limitado sus márgenes.
Las espadas están en alto, aunque realmente no es así: Epic Games solo tiene una opción viable, que es cumplir la normativa existente en la App Store y que en su día rubricó. Para Apple, este incidente lo borrará el paso del tiempo, pero servirá para aviso a navegantes: la firma dependerá a muerte las condiciones de su tienda y no es de extrañar, porque una gran parte de sus ingresos viene de este negocio.