Una verdadera revolución en la construcción de baterías está dándose en el mundo científico, ya que en un artículo publicado esta semana en la revista Matter, los investigadores dicen que han hecho una batería biodegradable con una sustancia que se encuentra en las caparazones de cangrejo y langosta.
A diferencia de las tradicionales hechas con litio y plomo, esta nueva quiere aprovechar material orgánico de estos crustáceos.
Los cangrejos y las langostas tienen un material en sus exoesqueletos llamado quitina, que ayuda a mantener sus conchas duras y fuertes. La quitina también se puede convertir en un derivado llamado quitosano, que los investigadores combinaron con zinc para crear una nueva sustancia electrolítica para alimentar una batería que, según dicen, sigue siendo casi completamente eficiente energéticamente después de 400 horas de uso. Además, a diferencia de los electrolitos tradicionales de la batería, esta batería de cangrejo se descompondrá en el suelo en aproximadamente cinco meses, dejando atrás el zinc, que se puede reciclar.
«En el futuro, espero que todos los componentes de las baterías sean biodegradables», dijo en un comunicado de prensa el autor principal Liangbing Hu, director del Centro de Innovación de Materiales de la Universidad de Maryland. «No solo el material en sí, sino también el proceso de fabricación de biomateriales».
La quitina también se puede encontrar en las paredes de los hongos y partes de los calamares.