En la fría Antártida crecen flores, noticia que, a priori, puede parecer algo hermoso, sin embargo, es bastante desalentadora.
Un nuevo estudio publicado en la revista científica Current Biology señala que, debido al aumento global de las temperaturas, las flores de colores se están convirtiendo en algo cada vez más común en una isla antártica.
Los investigadores reportan una expansión fuera de lo habitual en la población de dos plantas antárticas con flores, lo que indica una primera evidencia de que el cambio climático está acelerando modificaciones en el ecosistema del continente helado.
Las plantas son la hierba de pelo antártica (Deschampsia antarctica) y la perla antártica (Colobanthus quitensis), dos especímenes que se pueden encontrar en la isla Signy, una masa de tierra cubierta de hielo justo al lado de la península antártica. Se trata de las dos únicas plantas con flores nativas de la región.
El estudio revela que de 2009 a 2018 la extensión de la zona donde se podía encontrar la perla en la isla aumentó 154 por ciento, mientras que la región de crecimiento de la hierba de pelo incrementó 28 por ciento.
“La Antártida está actuando como un canario en una mina de carbón”, explica Nicoletta Cannone, autora principal del estudio y profesora asociada de ecología en la Universidad de Insubria de Italia.
El aumento de las temperaturas en estas zonas es un arma de doble filo, ya que puede beneficiar a muchas especies nativas de manera aislada, pero también favorecer el establecimiento de especies invasoras, lo que provocaría cambios en el ecosistema.
El calentamiento global provoca escenarios insólitos a la vez que desesperanzadores en varias partes del mundo. El año pasado la temperatura del suelo en Siberia superó los 48 grados Celsius (118 grados Fahrenheit) en el día más largo de 2021.