The Beatles es la banda más famosa de la historia, así que no es sorpresa que el nuevo documental sobre ellos esté en boca de todos.
The Beatles: Get Back está dirigido por Peter Jackson —quien estuvo detrás de la trilogía The Lord of the Rings— y utiliza imágenes de archivo grabadas en enero de 1969 por Michael Lindsay-Hogg. Estas muestran el detrás de escena en las sesiones de grabación del último álbum de la banda, Let It Be, así como su último concierto, en la azotea de Savile Row en Londres.
El registro ha dejado fascinados a los fanáticos, y cómo no, si ofrece una mirada apasionante y envolvente del proceso creativo de la banda. Asimismo, es uno de los contenidos digitales más relevantes del año, con tres capítulos extensos disponibles en la plataforma de streaming Disney Plus.
Sin embargo, este no ha sido el proyecto más fácil de llevar a la pantalla. Al tratarse de imágenes de hace más de 50 años, era de esperarse que la calidad de video y de audio original haya sido bastante inferior a la que estamos acostumbrados hoy día.
Pero si viste el documental te habrás dado cuenta de que el contenido suena y luce espectacular, y eso se debe a que Jackson y el equipo de producción tuvo que realizar varios retoques a las 150 horas de audio y 60 de metraje antiguo para restaurar el documental y dejarlo en su estado actual.
Una vez que decidió qué material de archivo y audio incluir, Jackson tuvo que dar el siguiente paso: limpiarlo y restaurarlo para que los fanáticos pudieran ver y escuchar a The Beatles como nunca.
Las grabaciones de audio con las que tenía que trabajar Jackson estaban en mono. Por lo tanto, junto a su equipo tuvo que desarrollar un sistema para que las pistas contenidas en las grabaciones, que correspondían a distintos instrumentos, pudieran aislarse y mezclarse por separado. En este video detrás de escena de Get Back Jackson muestra cómo aislaron cada pista mientras los Beatles grababan.
“Para mí, la restauración del sonido es lo más emocionante. Hicimos grandes avances en audio. Desarrollamos un sistema de aprendizaje automático al que le enseñamos cómo suena una guitarra, cómo suena un bajo, cómo suena una voz. De hecho, le enseñamos a la computadora cómo suena John [Lennon] y cómo suena Paul [McCartney]”, afirmó Jackson.
“Así podemos tomar estas pistas mono y dividir todos los instrumentos: podemos solo escuchar las voces, o solo las guitarras. Ves a Ringo tocando la batería en el fondo, pero no escuchas la batería en absoluto. Eso nos permite remezclar todo de forma realmente limpia”, agregó.
Para Jackson, el gran avance no fue restaurar las imágenes (a pesar de que puede ser lo más notable), sino que fue arreglar el sonido, la forma en que lograron “separar las grabaciones mono en las pistas moldeables”.
Una vez que se aisló cada pista, los mezcladores de sonido podían ajustar los niveles de volumen individualmente para ayudar con la calidad y claridad del sonido. Las pistas aisladas también facilitan la eliminación del ruido de las pistas de audio, como los sonidos de fondo o el zumbido electrónico de los equipos de grabación más antiguos.
Esta posibilidad de ajustar cada aspecto del audio le permitió a Jackson hacer que The Beatles sonaran como si estuvieran pasando el rato en su sala de estar. Aunque esto es más impresionante en la grabación en vivo del concierto en la azotea, el cual se percibe como si fuera el sonido real del metraje.
Por otro lado, los integrantes de la banda intentaron esconderse detrás de amplificadores encendidos y guitarras atonalmente rasgueadas para no ser escuchados, pero el aprendizaje automático permitió a Jackson revelar las conversaciones privadas.
“Lo que John [Lennon] y George [Harrison] solían hacer es que, si estaban en medio de una conversación, subían el volumen de sus amplificadores y tocaban la guitarra. Solo estaban rasgueando, no tocaban nada, ni siquiera una melodía, solo [hace un sonido de guitarra]. Entonces, todo lo que los micrófonos de Michael estaban grabando era esta guitarra ruidosa, pero veías a los Beatles hablando, teniendo una charla privada”, dijo Jackson.
Sin embargo, con la tecnología basada en inteligencia artificial pudieron quitar las guitarras y exponer las conversaciones que tenían. “Entonces, gran parte de nuestra película, o ciertamente algunas partes clave de ella, presentan conversaciones privadas que intentaron disfrazar o encubrir en el momento en que se estaban grabando. Pero pudimos quitarnos esas guitarras de encima, ¡lo cual es un poco travieso!”, confesó el director.
Si bien lo más impresionante del documental es la recuperación de las pistas de audio, la parte visual no deja de llamar la atención, a pesar de que Jackson le baje el perfil.
Este hizo pasar las imágenes granuladas y desaturadas por un algoritmo informático; como resultado, comenzaron a tener colores brillantes y a lucir nítidas, tanto que pareciera que hubieran sido filmadas este año, no en 1969.
“En 1969 esa película tenía un aspecto desaturado y granulado bastante grueso. Uno de los propósitos era intentar restaurarlo para que pareciera lo más natural posible. De repente, los colores eran simplemente increíbles. La gente dice: ‘¿Cómo hiciste todos esos colores?’ Y yo digo: ‘nosotros no hicimos los colores, estos estaban allí’”, dijo Jackson.
Originalmente, la banda permitió que Lindsay-Hogg y su equipo los grabaran, pues el material se usaría para un especial de televisión. El equipo filmó durante 21 días y parte del metraje se publicó en el documental Let It Be de 1970. Sin embargo, como hemos visto en el nuevo trabajo, la mayor parte de este quedó guardado por años.
Nadie imaginó que alguien rescataría esas extensas horas de metraje décadas más tarde y las transformaría en una obra de alto nivel, sobre todo viniendo de un director de cine tan reconocido como Peter Jackson. De cualquier manera, los fanáticos de la banda son los más agradecidos al tener la oportunidad de ver juntos a Paul, John, George y Ringo.