El Gobierno de Boris Johnson ya se cansó del COVID-19 y admitió que su estancia en la isla de Gran Bretaña será permanente, por lo que más vale convivir con el virus.
Por eso, desde el 19 de julio, en Inglaterra no habrá más mascarillas, distanciamiento social o límites en los aforos de lugares públicos como estadios o clubes nocturnos.
AP confirma, por ejemplo, que “la eliminación de las reglas de distanciamiento social permitirá que los clubes nocturnos reabran por primera vez en 16 meses y que las personas vuelvan a pedir bebidas en el bar de un pub. Los clientes ya no tendrán que escanear una aplicación de teléfono para proporcionar sus datos de contacto al ingresar a un lugar”.
Esto a pesar de que las infecciones por coronavirus aumentan a 25,000 contagios por día, en gran medida debido a la variante Delta, según The Washington Post.
Johnson dijo que la decisión de avanzar hacia la reapertura se debe a la efectividad de las inoculaciones. Alrededor de 85 por ciento de la población adulta en Gran Bretaña ya recibió una primera dosis de la vacuna.
Lo más dramático y realista es que el primer ministro inglés decidió admitir que las muertes posiblemente aumentarán después de esta apertura total.
“Esta pandemia está lejos de terminar”, dijo Johnson, y agregó que “debemos reconciliarnos, lamentablemente, con más muertes por COVID”.
Eso sí, Inglaterra será autónoma en esta toma de decisiones y no arrastrará a los demás países de Gran Bretaña, ya que Escocia, Gales e Irlanda del Norte determinarán sus propias medidas para levantar las restricciones.