Por muchos motivos se puede decir que las nuevas tecnologías son revolucionarias. Pero si hay algo que ha verdaderamente transformado la vida de todos en los últimos años es el teléfono inteligente.
No nos despegamos de ellos, nos mantienen en contacto con la familia y amigos. Están ahí para grabar momentos importantes de nuestras vidas. Ofrecen acceso rápido a diversidad de información y creatividad. Nos entretienen cuando estamos aburridos. Nos guían cuando estamos perdidos. Nos brindan compañía cuando estamos solos.
Los teléfonos inteligentes son muy útiles, pero a veces su atractivo es muy fuerte. Nos sentimos obligados a revisarlos, aun cuando ello implica ignorar a la gente con la que estamos. No sentimos ansiosos y desnudos sin ellos. Interrumpen nuestro trabajo y nuestros momentos de ocio. ¿Nos estamos obsesionando con ellos? Es una compulsión lo que nos obliga a dar prioridad a nuestros teléfonos por encima de otras cosas. ¿Existe la adicción a los celulares?
La adicción a los teléfonos inteligentes existe, pero es poco común
“La mayoría de la gente utiliza su celular. Lo utilizan mucho, pero no es lo que yo llamaría adicción”, afirma el doctor Mark Griffiths, profesor de estudios sobre apuestas de la Universidad Nottingham Trent, y director de la Unidad Internacional de Investigación sobre Videojuegos. “Solamente por el hecho de que algo sea muy importante en tu vida, y lo lleves a todas partes, y el día en que lo olvidas sientes que no tiene un brazo, no significa que sea adicto”.
Los teléfonos inteligentes son nuestros dispositivos primordiales de comunicación, y usualmente es un lugar de conexión con el internet, por medio del cual nos mantenemos comunicados al trabajo y al internet. Es natural que sintamos que es un aparato importante.
“A pesar de que la gente los utilice mucho, facilita la vida”, dice el Dr. Griffiths. “Pero siempre habrá una minoría que utilizará la tecnología tan excesivamente, que les causará problemas. La buena noticia es que particularmente, cuando se trata de celulares, la adicción es poca”.
Para contextualizarlo mejor, el profesor Griffiths publicó una investigación llamada Adicción adolescente a los teléfonos inteligentes, en la cual sugiere que si una persona responde “Sí” a más de 6 de estas frases, podría tener una adicción a su celular.
- “Mi teléfono inteligente es lo más importante en mi vida”
- “Ha habido conflictos con mi familia o compañero sentimental sobre la cantidad de tiempo que gasto utilizando mi celular”
- “Mi celular no me deja concentrarme en otros aspectos importantes de mi vida como el trabajo o el estudio”.
- “Paso más tiempo con mi celular que haciendo cualquier otro tipo de actividad”
- “Utilizo mi teléfono inteligente como una forma de cambiar mi estado de ánimo”
- “A lo largo del tiempo, he incrementado la cantidad de tiempo en la que utilizo mi teléfono inteligente”
- “Si no puedo utilizar mi teléfono inteligente, me pongo de mal genio”
- “Usualmente siento una terrible necesidad de utilizar mi celular”
- “Si limito el tiempo que utilizo mi celular, y luego empiezo a utilizarlo de nuevo, siempre termino utilizándolo la misma cantidad de tiempo que antes”
- Le he mentido a la gente sobre la cantidad de tiempo que utilizo el celular”
Muchos de nosotros nos preocupamos de que utilizamos mucho nuestros teléfonos inteligentes, y seguramente responderíamos “sí” a algunas de esas frases, pero pocos de nosotros estamos genuinamente adictos.
Sabemos que mucha gente sí utilizan excesivamente el celular, pero si no interfiere con su trabajo, estudio, relaciones y otros hobbies, no deberíamos darles una patología”, dice el Dr. Griffiths.
Mucha gente parece tener problemas con sus celulares pero no siempre es correcto enfocarse en el aparato.
A menudo, el uso excesivo es un síntoma de que hay problemas en la vida de esa persona, el cual se puede identificar con terapia y posiblemente tratar. El uso excesivo podría desaparecer”, afirma Griffith.
También hay que preguntarse si la adicción es el celular. No hablamos de adicción al computador o a los portátiles y sin embargo, estos ofrecen acceso a las mismas cosas que ofrece el celular. El Dr. Griffiths es un experto en actitudes adictivas y ofrece un paralelismo entre celulares y el internet.
“Hay una gran diferencia entre adicción en el internet y adicción al internet”, explica. “Las adicciones en el internet pueden ser las apuestas, las compras el sexo. Esta gente no es adicta al internet, simplemente lo utilizan como un medio para satisfacer sus necesidades y funciona de la misma forma con nuestros teléfonos”.
Podríamos estar obsesionados con nuestros celulares
Entonces si no somos adictos, ¿qué es lo que está pasando?
“Para la mayoría de la gente, los teléfonos inteligentes son más una obsesión que una adicción”, dice el Dr. Larry Rosen, profesor emérito del Departamento de Psicología de la Universidad de California. “Hemos encontrado que es la necesidad de reducir la ansiedad, lo que nos hace utilizar tanto el celular”.
En el estudio “El impacto de los celulares en personas que lo utilizan poco, moderadamente y mucho”, los celulares fueron guardados durante 75 minutos y los niveles de ansiedad fueron monitoreados 10 minutos después del inicio de la sesión con intervalos de 20 minutos. Los usuarios que utilizan mucho su celular, registraron un incremento de su ansiedad en los primeros 10 minutos del estudio y esta continuaba incrementando durante la primera hora. Los que casi no utilizaban sus celulares no mostraron cambios en sus niveles de ansiedad, y los que lo usaban moderadamente, mostraron algo de ansiedad, pero luego se nivelaba.
Hay evidencias claras de ansiedad cuando no podemos responder las llamadas. Según el estudio El impacto al separarse del iPhone en la cognición, emoción y fisiología , encontró que la gente que no puede contestar sus iPhones cuando está sonando, experimentaron una aceleración rápida de los latidos de su corazón, un aumento en la presión arterial, empezaron a sudar y mostraron bajo rendimiento cognitivo.
Están tan omnipresentes en nuestras vidas que muchas veces se borra la línea entre nuestra existencia y la de los celulares.
“Una de las pruebas es que a veces sentimos que el celular vibra en nuestro bolsillo, pero en realidad no lo hizo”, dice el Dr. Rosen. Ya que es un proceso que está presente las 24 horas del día, nuestro celular es como un apéndice, como un brazo o un dedo. Nuestro brazo siempre esta con nosotros, al igual que nuestro celular, pero nuestro celular es mucho más interesante que nuestro brazo”.
¿Por qué sentimos la necesidad de revisar constantemente nuestros celulares? ¿Por qué es tan difícil ignorarlos? Mucho psicólogos lo atribuyen al efecto de la posibilidad de perderse de algo (FoMo).
“Se trata de la comunicación. No creo que estemos ansiosos por perdernos un video tierno o un programa de televisión. Estamos ansiosos porque tenemos muchas formas de comunicarnos y mantenemos pendientes de ellas. Nos acostumbramos a dar y obtener respuestas inmediatas”, dice Rosen.
El impacto en el sueño es bastante preocupante. En su última investigación, el Dr. Rosen registró que muchos adolescentes y jóvenes revisan sus celulares en la noche.
“Tres cuartos de los adolescentes mantienen su celular al lado de la cama, en modo de vibración o prendido. Eso interrumpe el sueño”, dice el Dr. Rosen. “Alrededor de la mitad de los adultos en el estudio se despierta en la noche para revisar el celular. Eso es un grave problema. Si uno no duerme bien, no solamente está uno más malgeniado, sino que también afecta la capacidad para recordar cosas, afecta el aprendizaje y poder pensar claramente. El cerebro necesita tiempo para deshacerse de la basura que acumula a lo largo del día”.
Monitorear el uso del celular lo ayuda a fijar límites.
Parte del problema es que no nos damos cuenta de lo mucho que estamos utilizando nuestros celulares.
“Desarrollé Moment para resolver mi problema de uso excesivo del celular”, explica el desarrollador de esta aplicación, Kevin Holesh. “Cuando me mudé con mi prometida, fue fabuloso las primeras semanas, pero después de eso, volvimos a nuestros viejos hábitos. Terminabamos la jornada laboral, cenábamos y nos sentábamos en la sala a mirar nuestros celulares por horas. Estábamos juntos, pero en mundos completamente diferentes”.
Esta historia es familiar para muchos. Los celulares están en todas partes y muchos de nosotros los utilizamos cuando tenemos algo de tiempo libre.
“Si se siente triste y siente la necesidad de entretenerse con algo, el celular que se encuentra en su bolsillo es lo más fácil de encontrar”, sugiere Kevin. “En lugar de esperar en la fila del supermercado por dos minutos, saca su celular y revisa el correo electrónico del trabajo. En lugar de dejar esperando a alguien en una conversación telefónica por 10 segundos, usted puede pensar en una respuesta durante algunos minutos.
Esta aplicación monitorea la cantidad de tiempo que utiliza su iPhone. Los usuarios de Android pueden utilizar la aplicación Breakfree.
“Me gusta pensar que soy alguien realista y con los pies en la tierra, pero mi uso del celular era alto. Decidí utilizar el celular durante 45 minutos al día antes de desarrollar Moment. Al empezar a utilizarlo, me percaté de que lo usaba más de 90 minutos al día. Y la tendencia se repetía varios días a la semana”, afirma Kevin.
El Dr. Rosen utiliza con sus estudiantes, una aplicación similar llamada Instant. El año pasado se dio cuenta de que un estudiante normal desbloquea su celular en promedio 60 veces al día, con un promedio de 3 minutos entre cada desbloqueada.
Cómo utilizar menos su celular
Identificar o asumir que puede tener un problema es el primer paso. Pero si está preocupado sobre el uso de su celular, ¿qué puede hacer?
“Tenemos que controlar la necesidad de estar revisando constantemente el celular y reacondicionar nuestro cerebro” dice el Dr. Rosen.
El sugiere que hagamos pausas en las que no utilicemos tecnología, pero se trata de un proceso gradual. Revise las aplicaciones que más le interesan por un minuto, apague todo y deje su celular tranquilo durante 15 minutos. Una vez han pasado 15 minutos, puede revisarlo de nuevo. Repita el proceso hasta que se sienta cómodo. Puede que pasen semanas antes de poder aumentar el tiempo a 20, 25 o 30 minutos.
También debe dejar de dormir con su celular. Compre una alarma barata y no utilice más el celular. Una hora antes de acostarse a dormir, ponga el celular en otro cuarto y apague los sonidos. Pase la ultima hora antes de acostarse a dormir leyendo un libro, escuchando música o viento televisión.
“Esas dos acciones, nos ayudan a vivir el día a día con menos ansiedad”, afirma Rosen.
No todos somos adictos
Para la mayoría de nosotros, los celulares son algo fantástico. Nos facilitan la vida, como se supone que lo hace la tecnología. Algunos utilizamos el celular más de lo debido, pero no nos hace adictos.
En conclusión, no hay suficiente evidencia empírica para afirmar que la adicción a los celulares sea algo real. Pero lo que es seguro es que no es una epidemia. Pero si no logramos entender que ciertos comportamientos deben ser controlados, podría volverse un verdadero problema en el futuro.