El relato es de horror. Clara Freer, una británica que enfermó de COVID-19 en marzo de 2020, se recuperó solo para descubrir que los olores de todo eso que amaba, incluidos sus seres queridos y sus platillos favoritos, tenían un aroma fétido y repugnante.
Angustiada, la mujer de 47 años recurrió a las redes sociales para saber si era la única con esa condición. Freer inició sus síntomas de COVID-19 con pérdida de olfato, un padecimiento que sufren seis de cada 10 casos de coronavirus, pero pensó que su molestia era algo único. Entonces encontró en Facebook un grupo con 6,000 miembros creados por la organización benéfica de pérdida de olores AbScent.
Fue entonces que Freer supo que padecía una rara condición olfativa conocida como parosmia y, que según científicos, afecta al 10 por ciento de las personas que se recuperan de COVID-19.
¿Qué es la parosmia?
Jane Parker, científica especialista en sabor de la Universidad de Reading en Reino Unido, explica en un artículo de la BBC que la parosmia es una “disfunción olfativa cualitativa” que transforma olores normalmente agradables en aromas insoportables.
La experta señala que la condición existía antes del COVID-19, sin embargo, era aún más rara. Debido a esto, se tienen documentados pocos casos y por tanto, no se conocen cuáles son las causas ni los tratamientos que pueden revertir esta condición.
Sin embargo, la teoría más aceptada es que una vez que el virus del SARS-CoV-2 se aloja en la nariz, afecta las fibras que envían las señales del olor hacia las terminales nerviosas del cerebro.
Una vez que un paciente se recupera de COVID-19, las fibras se regeneran, pero se adhieren a una terminal incorrecta.
Según los científicos, esto causa que los olores tradicionalmente agradables se conviertan en una auténtica pesadilla.
Varias personas con parosmia dicen que los alimentos que desencadenan las peores reacciones olfativas son los fritos, las carnes asadas, la cebollas, el ajo, los huevos, el café y el chocolate.
En cambio, alimentos suaves como arroz, fideos, pan sin tostar, verduras al vapor y yogur natural son más llevaderos.
¿Cómo tratar la parosmia?
Si bien los científicos señalan que actualmente no existe ningún tratamiento contra la parosmia, varios coinciden en que el entrenamiento olfativo puede dar resultados.
Este tipo de terapia alternativa se utiliza comúnmente para tratar la anosmia o pérdida del olfato, uno de los síntomas más habituales en pacientes que contraen COVID-19.
Estos ejercicios consisten en oler diferentes aromas, como clavo, rosa, limón y eucalipto; se pueden sustituir con otros como naranja, nuez moscada, café molido, coco o vainilla.
El portal Fifth Sense ofrece una guía especializada que incluye pruebas diagnósticas detalladas. Sin embargo, solo está disponible en inglés.
Los expertos detallan que esta clase de ejercicios estimula la renovación de las células nerviosas especializadas para el olfato, mismas que son atacadas por el COVID-19. No obstante, recuerdan que aquellas personas que experimenten una pérdida prolongada del olfato deben buscar asesoría médica.