El 21 de marzo de 2006, Jack Dorsey envió el primer mensaje que luego sería conocido como tuit. Era sencillo y daba pocas luces de a qué se refería. “Just setting up my twttr” o “Sencillamente configurando mi twtt”, era todo lo que decía.
En ese momento, solo la compañía podía usar la plataforma, que llamaba preliminarmente “twttr”, de manera interna, hasta que la lanzó de forma oficial en octubre de ese mismo año.
Hoy, Twitter sigue siendo una de las redes sociales más populares y se estima que tiene más de 200 millones de usuarios activos en el mes.
Un tuit convertido en reliquia
Aquel vago mensaje publicado por Dorsey hoy está convertido en una especie de objeto de culto (las redes sociales dan para todo).
De hecho, hace pocas semanas el fundador de la compañía anunció que subastará el primer tuit de la historia.
Lo hará a través de Valuables, un sitio web especializado lanzado hace pocos meses para vender tuits a través de este mecanismo.
Lo raro de todo esto es que, pese a que la publicación tendrá un dueño “legal” por decirlo de alguna manera, aún seguirá están disponible de forma pública en Twitter.
Aún así, durante su primer fin de semana de subasta, el tuit alcanzó pujas de hasta $2.5 millones de dólares.
Es una tendencia extraña que va en aumento. De hecho, la misma plataforma explica que en 2020 se vendieron más de 400 tuits y se ofrecieron $75 mil dólares en total en estas subastas.
El tuit de Dorsey aún está disponible en Valuables (por si estás interesado en adquirirlo). La publicación será vendida en forma de NFT (token criptográfico), un certificado digital exclusivo que establece quién posee una fotografía, un video o cualquier otra forma de contenido en línea, según la BBC.
Por su parte, el comprador recibirá un certificado, firmado digitalmente y verificado por el propio Dorsey, además de los metadatos de la publicación original que incluye la información acerca del momento en el que se publicó el tuit y su contenido.
“Tener cualquier contenido digital puede ser una inversión financiera. Puede tener valor sentimental. Tal y como un autógrafo en una tarjeta de béisbol, el NFT en sí mismo es la firma de su creador en el contenido, convirtiéndolo en algo único, limitado y valioso”, señalan desde Valuables.
Es muy poco probable que Jack Dorsey haya pensado en todo lo que iba a generar aquel inocente “Just setting up my twttr” de 2006. No solo marcó el inicio de una de las redes sociales más exitosas que conocemos, sino que también terminó por generar una especie de fanatismo que hoy se cotiza por millones de dólares.