Varios países han decidido suspender de manera preventiva la aplicación de la vacuna de Oxford/AstraZeneca contra el COVID-19 debido a un eventual vínculo con casos de trombosis.
Sin embargo, desde la farmacéutica británica-sueca han asegurado que no existen pruebas de que su fármaco provoque un incremento del riesgo de coágulos en la sangre.
De hecho, la empresa señala que ha llevado a cabo una “revisión minuciosa” de los datos disponibles sobre quienes ya han recibido la vacuna en el Reino Unido y la Unión Europea (UE).
“Unos 17 millones de personas de la UE y Reino Unido han recibido ya nuestra vacuna y el número de casos de coágulos de los que se ha informado entre este grupo es inferior a la media que se puede esperar en la población en general”, ha explicado la compañía farmacéutica a través de un comunicado firmado por su jefa médica Ann Taylor.
“La naturaleza de la pandemia ha incrementado la atención sobre casos individuales. Estamos yendo más allá de las prácticas habituales de seguridad de seguimiento de medicamentos autorizados sobre casos de incidentes vacunales para garantizar la seguridad pública”.
En tanto, los países que han tomado la determinación de suspender la aplicación de la vacuna han señalado que la medida es transitoria y se encuentran a la espera del informe que prepara la Agencia Europea del medicamento (EMA) y que será presentado el próximo 18 de marzo.
La EMA recomendó seguir con la administración de la vacuna la semana pasada, ya que “los beneficios” seguían “superando los riesgos”.