Luego de 20 años como una de las piezas fundamentales de Internet, Flash, el reproductor multimedia que permitió que disfrutáramos de animaciones, videos y juegos dice adiós el 12 de enero. Fueron cerca de 25 años los que Flash se mantuvo en los planes de desarrollo de Adobe –la compañía que lo diseñó–, aunque su relevancia fue más corta y tuvo un verdugo indiscutible: el iPhone.
La magia de Internet
En 1996, cuando las conexiones caseras a internet eran generalmente de 56.6 kbps (la vigésima de 1 Mbps), Adobe diseñó una aplicación informática que posibilitó el desarrollo de contenido multimedia consumible con el internet de antaño sin tener que esperar horas para disfrutarlo; descargar un minuto de video en 1080p con una conexión de 56.6 kbps demoraba poco más de una hora.
Entonces llegó el año 2000 y Flash se convirtió en un programa extremadamente común en las computadoras de ese tiempo. Tanto que Adobe llegó a estimar que Flash estaba instalado en el 99 por ciento de las computadoras de la época. El programa se incluía en navegadores como AOL, Netscape e Internet Explorer. Y si Flash era una aplicación de consumo común, lo era aún más en el mundo del diseño web.
“Flash te permitía crear una animación de tres minutos con varios personajes, fondo, sonidos y música en menos de 2 MB y reproducible desde un navegador”, dijo a la BBC el animador David Firth.
Hablar de Flash es hablar de un Internet de otra época. Quizá las animaciones en Flash fueron para una generación lo que los youtubers significan en el Internet contemporáneo.
¿Quién o qué mató a Flash?
En una respuesta corta, el tiempo y el progreso tecnológico. Pero si lo que se buscan son nombres, entonces un destinatario sensato sería el iPhone. David Mendels, exvicepresidente ejecutivo de Adobe, confiesa que para el tiempo que Steve Jobs presentó el iPhone, Flash no estaba lista para la transición hacia el internet móvil.
Jobs impidió que Flash fuera compatible con el iPhone, lo que dejó a Adobe sin acceso a un creciente segmento de mercado.
Otro factor fueron las constantes fallas de seguridad. La popularidad de Flash significó que muchos programas maliciosos veían en él la oportunidad de colarse en las computadoras, lo que requirió a Adobe trabajar en actualizaciones constantes.
También, la llegada a Internet de nombres como Facebook, Netflix y YouTube, que hallaron en HTML 5 y otros programas informáticos la forma de reproducir contenido multimedia sin Flash.
El entretenimiento de una era
Entrado el 2000, Flash era al entretenimiento en computadoras lo que el cine a las películas. No podía haber uno sin el otro. Bastaba abrir un navegador y buscar “juegos flash” o “animaciones flash” para encontrar un montón de contenido.
It’s peanut butter jelly time! se convirtió en el “Gangnam Style” de 2000. Y no todo era creatividad independiente. El corporativismo también se adaptó a Flash. Ubisoft, la productora que hoy es célebre por la serie Assassin’s Creed, adaptó su clásico Prince of Persia a Flash. Otros juegos eran más lo que hoy llamaríamos una creación indie. Fly Guy, del desarrollador Trevor van Meter, ponía al jugador a volar sin un objetivo aparente. Otras series nacieron ahí para más tarde dar el salto a otras plataformas. Fue el caso de Alien Hominid, que después tuvo adaptaciones para iOS y consolas de videojuegos. Y más hacia la era contemporánea, Zynga se hizo de un nombre –y carretadas de dinero– con FarmVille en la era de las redes sociales.
Y como suele ocurrir en internet, es difícil hallar un consenso sobre cuántos juegos y animaciones fueron desarrolladas para Flash. Algunos conteos apuntan a 70,000 juegos y cerca de 8,000 animaciones.
Aun cuando todo este contenido tiene sus días contados, algunos entusiastas lo consideran –con razón– parte de la historia de Internet. El Internet Archive ya cuenta con una colección con poco más de 2,400 piezas, entre animaciones y videojuegos. Una pizca considerando las cerca de 78,000 creaciones identificadas.
Para mantenerlas vivas, desde 2016 un equipo de desarrolladores trabaja en un emulador de Flash llamado Ruffle con el que es posible reproducir contenido Flash en Internet Archive.