Aunque parecía ser un consenso que el abordaje de la epidemia del coronavirus era el momento para la ciencia, un estudio podría indicar lo contrario.
El investigador Barry Eichengreen de la Universidad de California, en Berkeley, analizó los datos de la encuesta Global Monitor 2018 de Wellcome Trust, aplicada en 138 países y que indagó en las opiniones sobre los científicos.
El análisis de Eichengreen examinó cómo la exposición a epidemias afectó los niveles de confianza en la ciencia y en los científicos.
La revisión se centró en quienes experimentaron un brote epidémico en su país de residencia mientras estaban en sus «años impresionables», es decir, entre los 18 y 25.
Menor confianza en científicos
Según el investigador, el haber estado expuesto a una epidemia a esa edad no tenía ningún impacto en la opinión sobre el valor de la ciencia.
Sin embargo, sí redujo de manera significativa la confianza en los científicos y los beneficios de su trabajo. En particular, desconfiaban del espíritu público de los investigadores.
Según el análisis, esto sugiere que la gente cree que los científicos podrían verse influenciados por agendas gubernamentales o corporativas.
El estudio detectó que las personas con poca formación científica tenían más probabilidades de tener una opinión negativa hacia los científicos, al igual que quienes trabajaban en empresas privadas.
De todos modos, el efecto de la exposición a una epidemia es específico en los científicos: no hubo impacto negativo en la percepción hacia otros profesionales de la salud pública.
Los autores sugieren que los científicos que trabajan en salud pública deberían “pensar más en cómo comunicar la confiabilidad y la honestidad y, específicamente, en cómo la generación que hoy está en sus ‘años impresionables’ percibe estos atributos”.