Los pacientes con cáncer que realizan ejercicios regularmente tienen un mejor pronóstico que las personas sedentarias que sufren la enfermedad.
Así lo reveló un estudio realizado por investigadores del Instituto Karolinska de Suecia. Los expertos aseguran haber encontrado una explicación de por qué el ejercicio ayuda a ralentizar el crecimiento del cáncer.
En un estudio con ratones observaron que la actividad física cambia el metabolismo de los glóbulos blancos y, por lo tanto, mejora su capacidad para atacar las células cancerosas.
El estudio fue publicado en la revista eLife.
“La biología detrás de los efectos positivos del ejercicio puede proporcionar nuevos conocimientos sobre cómo el cuerpo mantiene la salud, así como ayudarnos a diseñar y mejorar los tratamientos contra el cáncer”, señala Randall Johnson, profesor del Departamento de Biología Celular y Molecular del Instituto Karolinska y autor del estudio.
Investigaciones anteriores demostraron que la actividad física puede mejorar el pronóstico de varias enfermedades, incluidas diversas formas de cáncer. Sin embargo, todavía se desconoce exactamente cómo el ejercicio ejerce sus efectos protectores contra el cáncer.
Una explicación plausible es que la actividad física activa el sistema inmunológico y, por lo tanto, refuerza la capacidad del cuerpo para prevenir e inhibir el crecimiento del cáncer.
En su estudio, los investigadores del Karolinska ampliaron esta hipótesis al examinar cómo las células T citotóxicas del sistema inmunológico, es decir, glóbulos blancos especializados en matar células cancerosas, responden al ejercicio.
Dividieron a los ratones con cáncer en dos grupo. Dejaron que un grupo se ejercitara regularmente en una rueca mientras que el otro permanecía inactivo.
El resultado mostró que el crecimiento del cáncer disminuyó y la mortalidad bajó en los animales que entrenaron.
“Nuestra investigación muestra que el ejercicio afecta la producción de varias moléculas y metabolitos que activan las células inmunitarias que combaten el cáncer y, por lo tanto, inhiben el crecimiento de la enfermedad”, destaca Helene Rundqvist, investigadora principal del Departamento de Medicina de Laboratorio del Instituto Karolinska Institutet. “Esperamos que estos resultados contribuyan a una comprensión más profunda de cómo nuestro estilo de vida impacta en nuestro sistema inmunológico y ayuden al desarrollo de nuevas inmunoterapias contra el cáncer”.