Los drones están ampliando su campo de penetración, como se observó recientemente con aquellos dedicados a tareas desinfectantes. Sin embargo, su desarrollo también abrió la necesidad de cómo derribarlo, por lo que últimamente han emergido soluciones de todo tipo en este sentido. Una de las últimas es la pistola cazadrones Paladyne E1000MP, la cual es una de las más compactas del mercado.
La compañía británica Drone Defence está detrás del diseño del artefacto, que emite una señal electromagnética a la misma frecuencia que utiliza el dron objetivo. ¿El propósito?, controlar las comunicaciones, la orientación GPS y la transmisión de video.
En otras palabras, eso provoca que el vehículo no tripulado pierda comunicación con el operador, lo que hace que aterrice o regrese a su punto de partida.
Otras de las características de la pistola Paladyne E1000MP son: resistencia al agua (puede soportar chorros de agua a alta presión), autonomía de 120 minutos con una carga completa y funcionamiento en temperaturas ambiente de hasta 60 grados centígrados. Además, su alcance operativo es de 1 kilómetro y puede ser utilizada con una antena direccional u omnidireccional.
Al parecer, el dispositivo de defensa también hace posible que los usuarios obtengan el control de las frecuencias utilizadas por el dron: podrían activar manualmente su función de regreso al punto de partida con el fin de ubicar a su operador.
Si bien su peso es de 3.5 kilogramos —lo que incluiría tanto la pistola como la caja de control—, el sitio New Atlas dice que la DroneGun MkIII de DroneShield, en realidad, es significativamente más liviana: 1.95 kilogramos.