Las recomendaciones del presidente Donald Trump para tratar el COVID-19 están otra vez en el ojo del huracán. A las controvertidas sugerencias de la lejía y la hidroxicloroquina, ahora sumó la oleandrina: un derivado de la adelfa, considerada una de las plantas más venenosas del mundo.
La oleandrina, una sustancia química potencialmente tóxica, es promovida por el director ejecutivo de MyPillow, Mike Lindell, quien reveló al sitio Axios que había discutido el uso de oleandrina como tratamiento para el COVID-19 durante una reunión en la Oficina Oval.
«Lo veremos», afirmó el presidente Trump el martes 18, confirmando que efectivamente había analizado su uso.
En la reunión participaron el presidente Trump, el secretario de Desarrollo Urbano, Ben Carson, y el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, y Andrew Whitney de Phoenix Biotechnology, que está interesado en vender el producto, consignó ABC News.
Ni la adelfa ni la oleandrina están aprobadas por agencias reguladoras como medicamentos recetados o suplementos dietéticos. La FDA descartó fijar una posición, asegurando a ABC News que “no comenta, confirma ni niega posibles aplicaciones de productos”.
Riesgo tóxico y altamente mortal
El químico, extraído de la planta de adelfa, ha sido rápidamente rechazado por los expertos como peligroso y potencialmente fatal. La médica etnobotánica Cassandra Quave, experta en el uso de plantas autóctonas para tratamientos médicos en la Universidad de Emory, advirtió sobre los riesgos que implica el uso de esta planta o sus derivados.
Quave explicó que la adelfa -cuyo nombre científico es nerium oleander– es conocida por su belleza y uso en el paisajismo, es responsable de miles casos de envenenamiento accidental en todo el mundo. “Todas las partes de la planta son venenosas”, comentó la experta.
“Si se ingiere, causa arritmias cardíacas o frecuencia cardíaca irregular, y puede ser letal tanto para humanos como para animales”, detalló en una publicación en The Conversation.
La oleandrina es precisamente la sustancia química que causa la toxicidad letal de la planta. Los científicos lo conocen como un glucósido cardíaco, una clase de compuestos orgánicos con una característica común: exhiben efectos poderosos sobre el tejido cardíaco, a menudo con consecuencias mortales.
Un estudio de la Universidad de Texas mostró que el extracto de la planta podía matar el virus. Sin embargo, se trata de investigaciones preliminares de laboratorio, que no reflejan efectividad ni seguridad en humanos. Además, no ha sido publicado en revistas científicas ni sometida a la revisión de pares.
«Un artículo preimpreso, es decir, que no ha sido revisado por otros científicos, (…) informa cómo, en un tubo de ensayo, la oleandrina reduce la producción del virus responsable del COVID-19. Pero esto no tiene en cuenta la conocida toxicidad cardíaca del químico cuando lo consume un animal o un ser humano”, advirtió Quave.
La profesional explicó que en la Tierra existen cerca de 374,000 especies de plantas pero las personas solo usan cerca de 28,000 como una forma de medicina. “Hay muchos otros ejemplos de extractos de plantas naturales que son dañinos. Pero la adelfa es particularmente peligrosa, porque la ingestión de cualquier parte de la planta puede provocar una enfermedad grave y posiblemente la muerte”, puntualizó.