Un detallado estudio arqueológico dio cuenta de que, incluso hace medio millón de años, la primitiva población humana era cognitiva, social y culturalmente sofisticada.
El trabajo de expertos de la University College London (UCL) recreó las actividades de un grupo de personas que faenaron un caballo y construyeron herramientas con sus huesos hace 480,000 años en la costa del condado de Sussex, en el sureste de Reino Unido.
Denominado Horse Butchery, el sitio es uno de los muchos excavados cerca del pueblo de Boxgrove, un área de importancia internacional tutelada por English Heritage, que alberga los restos humanos más antiguos de Gran Bretaña.
“Increíblemente, hemos podido acercarnos lo más que pudimos a presenciar el movimiento y los comportamientos minuto a minuto de un grupo aparentemente cohesionado de humanos primitivos: una comunidad de jóvenes y mayores que trabajaron juntos en una forma cooperativa y muy social», relató el jefe del proyecto, Matthew Pope, del Instituto de Arqueología de la institución.
Gracias a la excavación, se recuperaron en primera instancia de 2,000 piezas de pedernal, que es un tipo de cuarzo, afiladas como cuchillos, descritas en un comunicado de prensa como “la herramienta perfecta para el carnicero”.
El estudio detallado a los huesos mostró que no solo se despojó al caballo de su carne, sino que se rompió cada hueso con martillos de piedra para poder succionar la médula. El animal parece haber sido completamente procesado para alimentar a un grupo de entre 30 y 40 individuos.
Un posterior análisis de Simon Parfitt, del Instituto de Arqueología de la UCL, y Silvia Bello, del Museo de Historia Natural de Londres, encontró que varios huesos se habían utilizado como herramientas, lo cual constituye uno de los registros más antiguos de su tipo en la historia de la humanidad.
“El hallazgo proporciona evidencia de que las primeras culturas humanas entendieron las propiedades de diferentes materiales orgánicos y cómo se podrían hacer herramientas para mejorar la fabricación de otras. Junto con el cuidadoso faenamiento del caballo y la compleja interacción social insinuada por los patrones de reacondicionamiento de piedras, proporciona más evidencia de que la población humana primitiva en Boxgrove era cognitiva, social y culturalmente sofisticada», postuló Bello.
La actividad cooperativa entre un gran número de personas sugiere que estos sitios podrían haber sido espacios muy sociales para la interacción, el aprendizaje y el intercambio de herramientas e ideas, agregó la UCL. “El lugar muestra este comportamiento de manera más vívida que cualquier otro sitio descubierto hasta ahora en el registro arqueológico”, añadió.
Según la institución, “aún quedan preguntas sobre dónde vivía y dormía la gente de Boxgrove e incluso cómo eran estas personas, atribuidas a la poco conocida y primitiva especie humana Homo heidelbergensis. Las respuestas a esas preguntas bien pueden descansar en el paisaje antiguo más amplio de 26 km, que se conserva bajo el moderno Sussex”.