Llamado YuMi, este bot es la creación de la compañía suiza de robótica ABB. Hace un tiempo ya se había presentado como el primer robot de brazo dual verdaderamente colaborativo del mundo, que podría generar una revolución industrial, por su posible uso en una amplia gama de funciones en fábricas y empresas.
En este caso, gran parte del reto de tener a un robot asumiendo el cargo de un conductor de orquesta, radica en el componente inherentemente humano de la tarea. Los conductores deben reaccionar a la música, a los cambios de ritmo y tono, a las emociones, y a una serie de otros factores que aparentemente las máquinas no podrían anticipar. Pero para esta primera actuación, parece que YuMi hizo un trabajo admirable, al menos copiando los movimientos del maestro de carne y hueso, Andrea Colombini, director de la Orquesta Filarmónica de Lucca.
«Fue muy divertido trabajar con YuMi. Creo que se demostró que un robot puede realmente dirigir una orquesta, pero sólo con el excelente trabajo de ingenieros muy talentosos y un verdadero maestro musical», dijo Bocceli de la experiencia.
Para lograrlo, YuMi formó parte de los ensayos para que los ingenieros puedan capturar los movimientos de los brazos de Colombini usando una técnica llamada «programación de avance». En esencia, los brazos del robot fueron guiados para imitar los movimientos de su homólogo humano con mucho cuidado, y estos movimientos fueron grabados. Posteriormente, fueron refinados en el software RobotSudio de ABB, sincronizándolos con la música que iba a ser interpretada por la orquesta.
«Creo que estamos realmente haciendo historia y escribiendo el futuro de las aplicaciones robóticas», dijo el CEO de ABB, Ulrich Spiesshofer, después del debut de YuMi. «YuMi demostró lo intuitivo que puede ser el auto-aprendizaje de máquina, lo maravilloso que nuestro software realmente es en el aprendizaje del movimiento de un conductor, la detección de la música, y la conducción de un equipo entero».
Colombini se hizo eco de estos sentimientos, señalando que «establecer la interacción entre el codo, el antebrazo y la muñeca del robot, haciendo uso de su versatilidad en repetidos y exigentes intentos de romper los altos y bajos, tuvo mucho éxito», dijo. De hecho, YuMi pareció lograr lo que muchos pensaban impensable para un robot, descrito como una «fluidez de movimiento con suavidad de tacto y matización expresiva».
Por supuesto, esto no quiere decir que los robots estarán realmente reemplazando a los conductores de orquesta pronto. Pero esto los trae un paso más cerca.