En absoluto silencio, Bugatti construyó una aerodinámica evolución del Chiron para romper la barrera de las 300 mph (483 km/h) y convertirlo en el automóvil más rápido del mundo. El británico Andy Wallace fue el piloto responsable de la hazaña.
El registro fue establecido en el circuito de Ehra-Lessien, en Alemania, la pista de pruebas oficial de Volkswagen, que ofrece a los conductores más intrépidos un tramo recto de 5.4 millas (8.7 kilómetros) sobre el cual llevar a los vehículos hasta sus máximos.
Fue en dicho sector del autódromo donde Wallace alcanzó las 304,773 mph (490 km/h) a bordo del prototipo basado en el Chiron desarrollado por la subsidiaria francesa del Grupo Volkswagen.
Las imágenes compartidas por la marca muestran que el auto tiene una carrocería modificada, con una parte trasera más larga, que le permite mantener sus cuatro ruedas en el suelo incluso cuando alcanza tales velocidades.
La extensión está hecha con fibra de carbono, para mantener el peso bajo control, en coincidencia con el resto de la estructura, fabricada también del ligero material compuesto. Ajustes en la zona frontal y un difusor trasero más grande mejoraron aún más el perfil aerodinámico del automóvil, según supo Digital Trends.
Las modificaciones aerodinámicas jugaron un papel importante para ayudar al Chiron a convertirse en el automóvil más rápido del mundo, pero no fueron las únicas.
El vehículo fue equipado con neumáticos reforzados Michelin Pilot Sport Cup 2, revisados antes de ser instalados por una máquina de rayos X, para asegurarse de que fueran 100 por ciento perfectos.
No sabemos si Bugatti realizó algún cambio en la suspensión o en el motor. El Chiron estándar utiliza un motor turboalimentado de 8.0 litros repartidos en 16 cilindros, que genera 1,500 caballos de fuerza y 1,180 libras-pie (1,600 Nm) de torque.
Obscenamente rápida, Digital Trends calificó la aceleración de la variante de serie como «extraña» después de conducirla por carreteras cercanas a Molsheim, la ciudad francesa cercana a Estrasburgo donde la empresa tiene su casa matriz.
Con las 304 mph, la corona de la velocidad máxima regresa a Bugatti. Su Veyron Super Sport tuvo dicho cetro en 2010, cuando alcanzó las 267 mph (430 km/h) en la misma pista, marca que fue quebrada en 2017 por la sueca Koenigsegg, uno de cuyos Agera RS alcanzó las 285 mph (459 km/h) en Nevada, Estados Unidos.
“Hemos demostrado ya varias veces que fabricamos los autos más rápidos del mundo. En el futuro, nos centraremos en otras áreas ”, dijo el jefe de la compañía, Stephan Winkelmann, en un comunicado, cerrando la puerta a desafíos en el corto plazo.
Eso sí, Bugatti quiere potenciar el récord con 30 réplicas del auto que lo consiguió. Llamado Chiron Super Sport 300+, se presentó en una sala llena de clientes seleccionados a dedo, durante las celebraciones de los 110 años de la compañía. La partida ya fue vendida en la cita a puertas cerradas. El precio de cada ejemplar será de $3.5 millones de dólares, un alza de $500,000 dólares respecto del modelo estándar.