En Afterparty, deberás beber más que Satán para escapar del infierno.
Lo bueno
- Premisa hilarante y original
- Gran química entre los protagonistas
- Diálogo innovador
Lo malo
- No pudimos ver cómo cambian los personajes en mayor profundidad
Night School Studio sorprendió a todos con Oxenfree, una historia de suspenso protagonizada por un grupo de amigos que viajaban a una isla para recuperar recuerdos perdidos a través del tiempo, pero en el camino terminaban encontrándose con mucho más que eso. Ahora, Afterparty nos lleva a un lugar en la dirección opuesta: directo al infierno.
Durante la conferencia E3 2019 que se desarrolla en Los Ángeles, contamos con la oportunidad de probar de primera mano la nueva propuesta de este estudio y te contamos qué tal nos pareció.
La historia y dinámica de juego se basan en los diálogos
El primer videojuego no se destacó solamente por su historia, sino por la manera en que decidieron presentarla. Prácticamente todo se basa en las interacciones entre los personajes, adolescentes que tenían relaciones particulares entre ellos, desde amorosas hasta familiares. Y son los diálogos los que más llaman la atención, permitiendo al jugador escoger entre una respuesta mientras que la conversación no se detiene. Cada una de ellas afectaba a las relaciones de una manera distinta, y tenían un peso en el desarrollo del argumento.
No solo se sienten naturales gracias a los guiones detrás de cada personaje, tomando un lenguaje moderno del que los más millennials se sienten identificados inmediatamente, sino que también podían ser interrumpidos si decidimos contestar antes de tiempo. Y los personajes reaccionan a esto, lo cual agrega una capa más de realismo que es bastante peculiar en videojuegos de este estilo.
La premisa es más que descabellante, llevando a los protagonistas Milo y Lola al mismísimo infierno.
Afterparty sienta sus bases sobre esta primera idea, continuando con el formato de ofrecer una experiencia enfocada en diálogos y descubrir la historia de a poco mediante interacciones. Pero desde ya la premisa es más que descabellante, llevando a los protagonistas Milo y Lola al mismísimo infierno, en donde los demonios que tanto tenemos son bastante más amigables de lo que pensamos. Bueno, al menos algunos de ellos.
El ángulo interesante aquí es el componente de alcohol. Tal como lo indica el nombre, los demonios tienen una tradición de ir al bar más cercano a perder la conciencia con tragos como Famous Last Words luego de una larga jornada torturando almas. Es hilarante, pero lo suficientemente interesante para engancharse.
El componente alcohólico abre las posibilidades en formas hilarantes
La demo que pudimos jugar nos llevaba a controlar tanto a Milo como Lola en sus primeros pasos en el inframundo, viendo cómo los demonios vomitan en las calles o vuelan por los aires sin importar si se chocan con alguien en el camino o no. Nuestro objetivo es intentar convencer a un demonio de que nos deje volver a casa (aunque no sabemos cómo llegan los personajes allí en primer lugar) pero antes de ello, pasamos por nuestra primera visita a un bar.
El bartender, un demonio enorme con cuernos y tres pares de ojos, nos presenta otra de las mecánicas nuevas de Afterparty: la forma de presentación de los diálogos se mantiene intacta de Oxenfree, pero ahora el componente alcohólico abre más posibilidades dependiendo de qué trago hayamos escogido. Algunos nos darán la opción de responder de forma más agresiva, mientras que otros serán necesarios para poder desbloquear ciertas secuencias que pasarían desapercibidas si estuviéramos sobrios.
Es claro que los demonios hacen de todo para divertirse luego de trabajar, y una de las actividades presentes en la demo nos llevó a jugar beer pong, emborrachándonos un poco más con cada tiro que fallábamos, y así perjudicando nuestra puntería. Fue un mini juego más que bienvenido, y espero que haya más del estilo a lo largo de la historia.
La demo no fue lo suficientemente larga para conocer el trasfondo de los protagonistas, pero la dinámica entre ellos como así también sus actitudes estaban muy marcadas. Además, el el perfil de voces se mantuvo impecable, tanto de ellos como de los demonios que contaban sus historias con diferentes acentos y bromas que sacan más de una sonrisa.
Todas nuestras acciones influyen en las interacciones.
Sí hay algo fácil de notar en Afterparty, y es que nuestras decisiones tendrán aún más peso que en Oxenfree. Elegir el trago incorrecto puede costarte una oportunidad que no esperabas, mientras que dejarse llevar por la fiesta influye en la personalidad que los protagonistas comenzarán a desarrollar durante el juego. Y es algo que deberás de tener en cuenta mientras intentas escapar del infierno a través de solo una forma: ganándole a Satán en una competencia de bebidas. ¡A entrenar ese hígado virtual!