Si eres de esas personas que no pueden vivir sin escuchar todo el tiempo su música favorita, ahora existe una razón científica que podría explicar tus preferencias. Investigadores de la Universidad McGill han demostrado que la música puede tener el mismo efecto en nuestro cerebro que las drogas.
El profundo efecto de la música, esa interna sensación emotiva que muchos sienten simplemente al escuchar los primeros acordes de una canción, significa que tu cerebro está liberando opioides naturales, como endorfinas, las cuales bloquean el dolor e inducen sentimientos de placer.
En el estudio de McGill, a los sujetos se les administró naltrexona, un fármaco que invierte los efectos de los opioides bloqueando las sensaciones que producen, por lo que los productos químicos que hacen sentir su influencia no tienen efecto. Según explicaron, la naltrexona induce la anhedonia, es decir, la incapacidad para sentir placer. En este caso, el placer específicamente asociado con los opioides.
Estas pruebas van más allá que una simple sensación pasajera de bienestar, sino que podría traer beneficios integrales y a largo plazo. «Estudios preliminares han demostrado que escuchar o interpretar música modula los niveles de serotonina, epinefrina, dopamina, oxitocina y prolactina. La música puede inducir de manera fiable sentimientos de placer, y de hecho, la gente clasifica constantemente a la música como una de las diez primeras cosas en sus vidas que traen placer, por encima del dinero, la comida y el arte «, escribieron los autores del estudio.
El tipo de música no parece ser un factor determinante; en este caso., el estudio no se centró en ningún estilo musical específico. A los participantes se les permitió traer dos pistas de música que «produjeran intensos sentimientos de placer para ellos, incluyendo pero a la sensación de escalofríos». Se explicó que dejaron que los sujetos escogieran su propia música porque la respuesta emocional es subjetiva.
Segn reporta Fact, el resultado del experimento fue que encontraron reducciones objetivas y subjetivamente reportadas estadísticamente en el placer mientras escuchaban música después de que los sujetos tomaron naltrexona. Uno de los participantes en el estudio dijo: «Sé que esta es mi canción favorita, pero no se siente como lo hace normalmente». «Suena bonito, pero no está haciendo nada para mí,» dijo otro.
Daniel Levitin, psicólogo cognitivo y autor principal del estudio, afirma que «esta es la primera demostración de que los propios opioides del cerebro están directamente involucrados en el placer musical».