En películas y fotografías, París siempre se ha mostrado como un hermoso lugar lleno de buena comida, arte, romance, y bellos paisajes. Sin embargo, cualquier persona que ha visitado realmente esta ciudad francesa sabe que debajo de todo ese glamour se encuentra un problema que no es nada glamoroso, y que lamentablemente se replica en muchas otras ciudades: algunas personas utilizan las calles como sus letrinas.
Todos los días, cientos de trabajadores sanitarios parisinos lavan las aceras de París en su intento de combatir el mal olor y los efectos perjudiciales de la micción pública. Pero ahora, para ayudar a lidiar con este problema, Laurent Lebot del estudio Faltazi ha diseñado una solución simple y eficaz: El Uritrottoir, que se podría traducir como un «urinal de veredas», es esencialmente un lugar para desalojar la vejiga de una manera higiénica y ecológica.
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El diseño moderno del Uritrottoir es bastante simple: Se compone básicamente de dos cajas apiladas una sobre la otra. La caja superior actúa como una maceta para plantas, y viene en una variedad de colores incluyendo rojo, verde y gris. Cuenta con una amplia rampa que conduce a la caja de metal inferior, y es dentro de esta caja donde se coloca paja seca que combate el olor.
Las cajas vienen en tres variedades diferentes. El Uritrottoir más pequeño está construido para las esquinas de las calles y puede contener 110 litros de líquido, o aproximadamente 275 usos. El siguiente tamaño es la caja estándar con una capacidad de 110 litros, que puede contener aproximadamente 300 usos. Para áreas muy concurridas hay una opción más grande; una caja enorme que puede manejar 240 litros o más de 600 usos.
Aquí es donde la tecnología entra en juego: cuando una caja está llena, un sensor alerta a un operador a través de la Internet para que se pueda intercambiar el compartimento inferior, y el contenido es llevado fuera de la ciudad para su compostaje. En un esfuerzo por convertir nuestros residuos amarillos en verdes, el compost puede ser utilizado como fertilizante para jardines públicos, parques, o incluso las mismas flores que crecen en la parte superior del urinario.
En la actualidad, París está solo en el proceso de prueba con el Uritrottoir. Dos de estas cajas han sido colocadas fuera de la estación de tren Fare de Lyon, y si el experimento resulta un éxito, empezarán a aparecer en otros lugares de la ciudad.
Tal vez algunas otras ciudades deberían seguirle los pasos a París.