Seamos realistas, a muchos nos encanta comer.
América, en general, tiene varias fiestas centradas en darse un buen festín o banquete.
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Sin embargo, eso puede llevarnos a usar un cinturón más grande y también a un aumento de la industria centrada en la pérdida de peso.
Las dietas pueden ser difíciles de mantener y la tecnología ha tratado, rápidamente, de ponerse al día mediante la producción de wearables, aplicaciones de fitness, sensores de alimentos, y otros artículos que nos ayudan a mantener nuestro peso bajo control.
No obstante, aunque pueda parecer ciencia ficción, la realidad virtual (VR) podría ser la siguiente opción.
A media que hemos utilizado la VR, nos hemos dado cuenta que, cada vez más, nuestros cerebros son increíblemente fáciles de engañar.
Incluso cuando el mundo virtual se representa con dibujos animados gráficos, el cerebro confunde este mundo con la realidad y responde en consecuencia.
Sin embargo, nuestros cerebros son lo suficientemente inteligentes como para saber que comer una hamburguesa con queso virtual no es lo mismo que comerse una de verdad, ¿ o no?
Un grupo de investigadores han descubierto que al aplicar corrientes eléctricas o ajustar la temperatura en la lengua de alguien, se pueden simular diferentes sabores y texturas alimentarias.
Según New Scientist, la fuerza del impulso eléctrico es lo que controla la textura o dureza de este alimento digital. Y cambiando la duración del impulso, puede incluso crearse la sensación de masticar.
Para el gusto, una sensación dulce puede obtenerse por sondas de calentamiento o enfriamiento rápido en la punta de la lengua. De manera similar, los que participaron en estas pruebas reportaron sabores picantes cuando las sondas estaban calientes y sabores más mentolados cuando estaban fríos. Todas estas sensaciones combinadas engañan al cerebro para que piense que realmente estás mordiendo o comiendo un alimento real.
Aún así, estamos muy lejos todavía de usar esta técnica utilizada por Weight Watchers y, de ser así, el mayor obstáculo o barrera sería convencer a alguien para que eligiera comida virtual antes que la real.
Sin embargo, no se puede negar que esta investigación es, cuanto menos, intrigante y podría estar acercándonos al momento en que un mundo virtual produjera una solución real.