Un cohete, meses y años de desarrollo y sobre todo, mucho dinero, muchísimo dinero. Visto así, parecería que la carrera espacial no es especialmente compleja y contando con los ingredientes necesarios, cualquier proyecto puede salir adelante. Craso error. Somos testigos de lo que está costando sacar adelante aventuras titánicas de estas características a colosos como Elon Musk, Richard Branson y Jeff Bezos, pero un vídeo que acaba de ser publicado del cohete MOMO-2 nos recuerda lo frágil que es la naturaleza humana y lo complejo del reto.
La secuencia, aunque ha salido a la luz ahora, fue grabada a finales del mes pasado y registra el lanzamiento del cohete espacial MOMO-2. Este proyecto está siendo financiado por el empresario japonés Takafumi Horie y al igual que el resto que ya conocemos, solo quiere salir de los confines de la Tierra y regresar a ella. Pues bien, el vídeo nos muestra el penoso y brevísimo viaje de este sofisticado cohete, y a mayor desgracia de su promotor, existen tomas desde todas las esquinas.
La secuencia arranca prometedora, llena de vitalidad y energía y con el MOMO-2 elevándose sobre el suelo dejando tras de sí la clásica polvareda preludio de una aventura espacial; pero de pronto, algo sale mal y el propulsor deja de empujar. Es como si se hubiera terminado el combustible o alguien lo hubiera terminada y el breve recorrido que tan gloriosamente ha recorrido en trayectoria vertical, lo hace hundido en la vergüenza en la dirección opuesta hasta acabar desintegrado y con él, la ilusión y una fortuna invertida en el proyecto.
Lo de ‘vergüenza’, en realidad deberíamos traducirlo en admiración, la de llevar a cabo esta aventura y al menos intentarlo. Intestellar Technologies, la firma que da vida al cohete, toma este batacazo como una lección que aprender y su propio presidente no tardó poco después de la catástrofe en confirmar que no va a tirar la toalla. Ni mucho menos: “tenemos que encontrar la forma de mejorar”, sostuvo.