Esta magnífica imagen muestra una maravilla ardiente llamada Nebulosa Roseta que se encuentra a 5.000 años luz de distancia de la Tierra. Fotografiada por el instrumento Dark Energy Camera (DECam) del telescopio de 4 metros Víctor M. Blanco en Chile, esta nube de polvo y gas actúa como una guardería estelar y alberga un cúmulo estelar joven en su centro.
A diferencia de otros telescopios, como el telescopio espacial James Webb, que mira en la longitud de onda infrarroja, el DECam mira en la longitud de onda óptica, por lo que ve colores similares a los que percibiría el ojo humano. Los colores de esta imagen son tan brillantes y vívidos debido a la luz estelar de las estrellas jóvenes masivas en el cúmulo, que emiten grandes cantidades de radiación ultravioleta, ionizando así el gas de hidrógeno cercano. El gas ionizado brilla intensamente, lo que le da a la nebulosa su apariencia llamativa.
«Las nubes rojas ondulantes son regiones de emisión de H-alfa, resultantes de átomos de hidrógeno altamente energizados que emiten luz roja», explica NOIRLab. «A lo largo de las paredes de la cavidad central, más cerca de las estrellas centrales masivas, la radiación es lo suficientemente energética como para ionizar un átomo más pesado como el oxígeno, que brilla en tonos dorados y amarillos. Finalmente, a lo largo de los bordes de los pétalos de la flor hay zarcillos tenues de color rosa intenso que brillan por la luz emitida por el silicio ionizado».
La nebulosa es enorme, de 130 años luz de diámetro, pero se puede ver que hay un área hueca en su centro donde hay una falta de rojo o amarillo, lo que indica la presencia de gas. Esta región central ha sido vaciada por el proceso de formación de estrellas, ya que el polvo y el gas se han formado en grupos que gradualmente han atraído más y más materia a través de la gravedad hasta que estos grupos colapsan en un núcleo que forma la base de una nueva estrella.
Estas estrellas formaron un cúmulo llamado NGC 2244 hace unos 2 millones de años, y a medida que las estrellas evolucionan, producen vientos estelares que se llevan el polvo y el gas cercanos y evitan que se formen más estrellas cercanas.
Estos vientos tallaron el hueco en el centro de la nebulosa y, eventualmente, también provocarán el fin de la nebulosa. En unos 10 millones de años, la radiación de estas estrellas habrá expulsado tanto polvo y gas que la nebulosa desaparecerá, dejando solo a las estrellas sin su nube en forma de rosa a su alrededor.