Pikuniku demuestra que no se necesita mucho para tener una gran experiencia.
Lo bueno
Gran sentido del humor
Gameplay excelente con pocas herramientas
Momentos memorables
Lo malo
El multijugador podría haber sido mejor
Puntaje
9/10
Es curioso ver Pikuniku como un espectador o en materiales de promoción. Desde que Devolver Digital y Sectordub comenzaron a mostrarlo al mundo hace un tiempo, no podía dejar de pensar de que se veía tal vez demasiado simple. Un personaje de color rojo y forma cilíndrica con sólo ojos y piernas saltaba de aquí para allá, sin mostrar demasiadas expresiones o un largo abanico de movimientos.
Todo lo que acompañaba al videojuego se veía similar, pero de a poco encontré el verdadero encanto, viendo nuevos personajes y descubriendo que, por algún motivo, la gente suele llamar al protagonista “la bestia”, lo cual es por poco gracioso con su apariencia. Pero hubo algo en particular que me llamó la atención por sobre todo: se presentó como un juego de plataformas con muchos saltos, sí, pero también la habilidad de poder patear todo en nuestro camino y así resolver problemas en el pueblo.
Es una premisa simple pero no se necesita más que eso, siempre y cuando nos encontremos con momentos interesantes y una historia llevadera. Por fortuna Pikuniku tiene esto y más.
La historia nos sitúa en un pueblo con visitas constantes de una compañía millonaria, la cual apareció un día con la premisa de ofrecer un servicio peculiar: ellos sólo quieren utilizar sus máquinas para levantar la basura del lugar, y a cambio, harán llover dinero gratis para todos. O al menos eso es lo que dicen en sus campañas de marketing. Pero suena demasiado bueno para ser verdad, ¿no?
Se hace divertido interactuar y ayudar a todos
La realidad no podría ser más distinta. El dinero está ahí en cada visita y los pueblerinos están contentos por ello, pero el problema es lo que la compañía considera “basura”. No tardamos mucho en encontrar que se ha dejado de producir alimentos ya que la cosecha es llevada por las máquinas, y el bosque local es atacado constantemente con todos los árboles siendo talados lentamente. La compañía siempre paga, pero es claro que el precio es más alto que un par de monedas.
La simpleza está allí, pero gracias al guión siendo divertido y hasta fresco se hace divertido interactuar y ayudar a todos.
Y en paralelo durante Pikuniku tenemos la historia de “la bestia”, la cual surge de una leyenda urbana sin pruebas de por medio más que rumores y especulaciones. Cuando nos volvemos presentes en el pueblo la gente es sorprendida por la imagen completamente fuera de lo hostil que parecíamos aparentar, y es allí cuando las historias se conectan.
Hay muchos personajes con los que hablar en el pueblo, quienes nos irán ofreciendo misiones secundarias a cambio de dinero o trofeos, todo junto a la historia principal que poco a poco nos abre más caminos para recorrer. Pateamos obstáculos, elegimos opciones de diálogos, arreglamos un puente con la ayuda de una araña, y más. La simpleza está allí, pero gracias al guión siendo divertido y hasta fresco se hace divertido interactuar y ayudar a todos.
Pikuniku es hilarante y más de una vez me sacó una carcajada.
Comenzamos saliendo de una cueva con la ayuda de un fantasma dándonos palabras de aliento, quien hace referencia a The Legend of Zelda con “es peligroso ir solo, toma esto”, sólo que en vez de un objeto nos ofrece su apoyo incondicional ya que “después de todo, sólo soy un fantasma”. Hay incluso un deporte en el que debemos saltar y patear una pelota como si se tratara de basketball en partidos uno contra uno. ¿Y les mencioné la puerta secreta debajo del pueblo que sólo puede ser abierta con tres manzanas?
Pikuniku es hilarante y más de una vez me sacó una carcajada. Es un humor inocente que no se suele ver mucho entre tantos juegos queriendo ser cada vez más serios o realistas, y se agradece tenerlo tan presente.
Pikuniku es hilarante y más de una vez me sacó una carcajada.
Otro aspecto interesante es el de los sombreros, ya que el personaje estrella puede usarlos para resolver algunos puzzles. Sin spoilear mucho, el primero nos permitió ayudar a un pintor a crear una nueva cara para un espantapájaros, ya que la que venían utilizando no estaba surgiendo efecto. Así, el personaje adoptó una forma de lápiz, y utilizando la pantalla touch en Nintendo Switch creamos nuestra propia ilustración para así cambiar la fachada del espantapájaros. Momentos así son los que producen sonrisas dado a lo fuera de común que es todo.
Además de la historia principal hay un modo multijugador cooperativo local, en el que dos personajes deben atravesar una serie de niveles nuevamente pateando y saltando para encontrar soluciones. Hay secciones de carreras que lo hacen muy divertido, generando una competencia breve pero que es perfecta para romper el hielo, y los niveles se van volviendo más difíciles con el tiempo, requiriendo coordinación y encontrar los objetos necesarios para usar ciertas plataformas.
Lo malo es que no hay ninguna historia para seguir, u objetivos para completar. Una vez que terminamos los niveles simplemente vuelve a comenzar desde el primero, y se siente como una oportunidad desperdiciada dado a lo pulido que es el modo principal. No deja de ser divertido, pero había potencial para mucho más.
El modo multijugador cooperativo local.
Se trata de una experiencia que entra en una categoría muy particular, la cual por fortuna cada vez deja de ser tan exclusiva para el público gracias a los videojuegos independientes. Hay muchos detalles, guiños, y momentos espontáneos que hacen brillar a Pikuniku. Y es nuevamente una prueba de que una buena presentación no requiere de sistemas complejos o un motor gráfico que nos deje boquiabiertos, sino de llevar a cabo una idea que sea realmente interesante sin importar la cantidad de herramientas necesarias.
Entre tantos videojuegos AAA durante enero y todos los que se acercarán este año, títulos como Pikuniku ofrecen un descanso entre shooters y juegos de acción. Y realmente espero que haya más experiencias así, brillando por su simpleza y sin extender su estadía más de lo necesario.
Si los elementos son los correctos, el resultado se logra por si solo. Me alegra poder vivir experiencias como esta, y tan sólo queda a esperar si los desarrolladores seguirán expandiendo este universo a futuro.