“Age of Empires IV es un juego de estrategia en tiempo real convincente, pero sobre todo con un consistente atractivo histórico que lo hace ver como la producción más increíble de History Channel”
- El gameplay es sólido
- Tiene un maravilloso componente histórico
- Los controles pueden ser confusos al inicio
Mientras más juego Age of Empires IV, más comprendo por qué la serie es una de las más queridas por los fanáticos de los juegos de PC, e incluso uno muy recordado por personas que ni siquiera son videojugadores asiduos.
Age of Empires IV es un juego de estrategia en tiempo real convincente, pero sobre todo con un consistente atractivo histórico que lo hace ver como la producción más increíble de History Channel en un videojuego con mecánicas sólidas, aunque desde un muy particular punto de vista, que podrían implementarse con controles más simples.
Taparrabos y carruajes
Cuando Age of Empires debutó en 1997 yo era un niño que estaba más fascinado con Doom II que con la posibilidad de levantar un imperio y conquistar Europa. Quizá por eso, y porque Age of Empires IV es complejo –como el juego original–, era de los que seguía en taparrabos cuando los demás se paseaban amenazantes en carruajes, lo que me desanimaba a seguir jugando.
Claro, el tiempo cambió y ahora a mis 33 años la serie me parece mucho más comprensible. Igual, creo que es un error que de inicio el juego no te pregunte si eres un novato y te gustaría aprender lo básico, como ocurre en prácticamente todos los juegos de la actualidad.
Luego, al curiosear por las opciones del juego encontré que Age of Empires IV sí tiene una sección —extensa, por cierto— con tutoriales para aprender lo básico del juego. Estoy seguro de que si me hubieran preguntado si quería aprender lo mínimo antes de ser la mano bélica que guió al duque Enrique II en su campaña contra el rey Haroldo II y que terminó con la conquista normanda de Inglaterra, habría dicho que sí.
Como no hubo opción entendí, más por casualidad que por deducción, que para tener alimentos había que tener campos, y que para tener metales para fabricar armas hacían falta mineros y herreros. Sí, sé que son obviedades y que para los fanáticos de la serie son como respirar, pero para mi era algo relativamente nuevo.
De la misma manera, los menús de opciones no me parecen los más intuitivos. En más de una ocasión me vi leyendo los mensajes en pantalla sobre cómo ejecutar una acción, con comandos que ciertamente tienen su grado de complejidad, como presionar clic izquierdo sobre un destacamento para seleccionarlo, y después presionar la tecla Control más las teclas cero y nueve para crear una especie de regimiento.
Quizá porque estas cosas me parecen complejas ni me incomodé cuando el juego me sugirió jugarlo en dificultad fácil (aclaro que suelo jugar en normal o en difícil en ciertos juegos), y aún así tuve que repetir ciertas misiones antes de completarlas.
Pero fuera de mis quejas sobre como Age of Empires IV no es precisamente un juego para novatos de los RTS (juegos de estrategia en tiempo real), debo decir que lo disfruto, más porque sin ser un entusiasta de la historia de la Europa medieval o de History Channel (Alienígenas Ancestrales sí me encanta), encuentro entretenido que un juego me dé clases de historia. Y Age of Empires IV, además de un juego sólido, también es una detallada y destacada producción audiovisual.
Mejor que History Channel
Soy ese jugador apresurado que le da skip a todas las escenas cinematográficas de los juegos (el remake de Final Fantasy VII fastidió el botón Options de mi DualShock 4). Por eso me parece destacadísimo que las de Age of Empires IV me hicieran quedarme a verlas, y es que todas sirven como prólogo o epílogo de las batallas.
Es ahí donde entra el componente histórico, y como las escenas están maravillosamente producidas sobre los sitios donde se disputaron los enfrentamientos y se mezclan con animaciones por computadora de los ejércitos, el tándem me parece perfecto. Por cierto, las narraciones de las escenas las hace una mujer española que definitivamente comprende la intención que debe tener lo que está narrando.
La magia de Age of Empires IV combina esos extraordinarios prólogos con mecánicas de juego que adoptan las estrategias de combate que se usaron en el Medievo. Por ejemplo, cuando mi ejército se compuso solo de caballeros, comprendí que lo mejor era formarlos medianamente alejados y a manera de rombo, en cambio, cuando además de caballeros tuve lanceros y arqueros, lo mejor era formarlos como en pirámide invertida.
Después de varias misiones sentí que podía ser como Sun Tzu, hasta que tuve que pasar unos minutos navegando por los menús para comprender cómo hacer acorazados para la infantería. Otro aspecto que me gustó es que hay ciertas ocasiones en las que puedes decidir qué hacer, como arrasar un imperio o llevarle tributo, pero como me sentía confidente de mi ejército, lo destruí. Hay que leer a Maquiavelo.
En suma, Age of Empires IV es un juego destacado. Debido a que no soy fan de la serie desconozco si es un digno sucesor, pero me entretuvo y no soy un fanático de los RTS. Lo recomiendo a los curiosos, en especial si tienen Game Pass Ultimate. De la misma manera, revisar los tutoriales no está de más, sobre todo si son como yo: más como un ejército de gandhis que unos espartanos.