Un científico piensa que en el futuro la tierra quedará sumergida bajo el agua, y para que la humanidad se adapte, creó un traje acuático impreso en 3D diseñado para extraer oxígeno y permitir la respiración bajo el agua. Quisimos conocer más respecto a este proyecto y conversamos con él.
En la trama central de incontables libros, películas y documentales, el futuro de la Tierra se ve bastante sombrío. Sin embargo, esta parece ser una situación que no solo ocupa a escritores o cineastas, sino que, cuando hablamos del cambio climático, también incluye a políticos, activistas, y mentes creativas en el campo de la tecnología.
Es sabido que existen formas de mitigar los efectos más devastadores del calentamiento global: la energía limpia ofrece alternativas a los combustibles fósiles, y la ciencia puede ayudarnos a salvar algunas especies en peligro, pero muchos piensan que a medida que nuestro planeta cambia, los seres humanos tendremos que aprender a adaptarnos.
¿Una nueva Atlántida?
Esa parece ser la idea que dio lugar a un proyecto innovador -aunque un poco distópico- de un científico del Royal College of Arts en Londres. Después de conocer los estudios que muestran cómo el aumento del nivel del mar podría inundar muchas ciudades costeras y desplazar a miles de millones de personas en todo el mundo para el año 2100, Jun Kamei comenzó a preguntarse no sólo cómo sería nuestro futuro. Para conocer mas al respecto, en Digital Trends conversamos con este científico futurista.
Kamei nos dijo que imaginó un escenario en el que mega ciudades costeras como Nueva York, Tokio, Beijing, Shanghai, Singapur y Hong Kong estarán semi sumergidas en el océano. «Me interesaba investigar qué tipo de nuevos productos se comenzarían a diseñar para que los humanos puedan adaptarse a este tipo de futuro», nos explicó.
El traje con estilo futurista incluso se podría lucir en alguna pasarela de moda.
Branquias y escamas
En la tradición del diseño biomimético, Kamei comenzó a conceptualizar una prenda que permitiera a las personas adaptarse a un estilo de vida más acuático. Para eso, estudió a insectos que respiran aire, pero que sobreviven bajo el agua mediante el uso de un reservorio de aire atrapado debajo de su exoesqueleto. Éste actúa como una especie de agalla y barrera entre el insecto y el agua, permitiendo que las moléculas de oxígeno se filtren y sean utilizadas para respirar.
Basándose en esta idea, Kamei creó Amphibio: un traje impreso en 3D diseñado para capturar aire y reponer el oxígeno bajo el agua, mientras que al mismo tiempo disipa el dióxido de carbono.
La prenda se compone de tres partes: las branquias, que se llevan alrededor del pecho como un chaleco, la máscara, y un tubo para conectarlas a las dos. Piensa en ello como un traje de buceo con un estilo futurista, que incluso se podría lucir en alguna pasarela de moda.
Hecho de un material poroso e hidrofóbico, las branquias son estéticamente llamativas, y dan la impresión de ser una armadura hecha de grandes escamas. Kamei no estuvo dispuesto a divulgar mucho sobre el material en sí, pero en un video corto demuestra cómo las branquias son capaces de extraer bajos niveles de oxígeno del agua. Todavía no existe un prototipo funcional para la máscara, pero ofreció una idea de lo que podría parecer.
Pero… ¿produce suficiente oxígeno?
Las escalas del trajes cumplen una función. Al crear canales en el material, se aumenta la superficie de Amphibio y permite que se filtre más oxígeno. Eso es fundamental: los humanos respiramos mucho oxígeno. De hecho, nuestro apetito por el oxígeno es tan voraz, que Joseph Bonaventura, profesor de ciencias marinas y conservación en la Universidad de Duke, cree que un traje como Amphibio no será suficiente.
«Artísticamente, me gusta. Científicamente, tengo muchas dudas».
«Quemamos básicamente 500 litros de oxígeno por día en promedio», nos dijo Bonaventura. «Son once mil litros de aire por día. ¡Esa es una gran cantidad!”. El agua de la superficie contiene alrededor de diez mililitros de oxígeno por litro, lo que significa que el traje Amphibio necesitaría extraer oxígeno de unos 50,000 litros de agua con una eficiencia del cien por ciento para sostener la respiración de un ser humano.
El catedrático de la Universidad de Duke no habla solo en teoría. En los años 70 inventó el Hemosponge: una tecnología de agallas o branquias artificiales financiada por la Oficina de Investigación Naval y DARPA. Admira la estética de Kamei, pero no está convencido de su eficacia desde un punto de vista técnico. «Artísticamente, me gusta», dice Bonaventura. «Científicamente, tengo muchas dudas».
El futuro de ‘Amphibio’
Kamei reconoce los desafíos con el dispositivo. En primer lugar, el prototipo actual no extrae el oxígeno suficiente del agua para mantener a un ser humano vivo. En las fotos conceptuales del dispositivo, el Amphibio tiene una superficie de aproximadamente 43 pies cuadrados. Kamei piensa que el diseño final requeriría alrededor de 344 pies cuadrados, lo que parece poco viable. Es posible que pueda implementar más canales entre escalas para facilitar el proceso, pero eso probablemente resultará en un traje de cuerpo completo relativamente restrictivo.
De todos modos, Kamei piensa que Amphibio permanece «en el ámbito de lo que no es imposible». Ya sea que las agallas funcionen o no, es un proyecto conceptualmente interesante que se adentra en soluciones para sobrevivir en un futuro potencial de nuestro planeta.
En la actualidad, miles de millones de personas dependen de los océanos como su principal fuente de supervivencia y alimentación, pero pocas civilizaciones han recurrido a estilos de vida verdaderamente acuáticos. Muchos aseguran que no es improbable que el cambio climático continúe en espiral fuera de control, y en ese futuro semi-sumergido, nuestra dependencia de la generosidad del océano crecerá aún más. El «mundo submarino se convertiría en un nuevo entorno urbano», piensa Kamei, «¿por qué no aprovecharlo?». Solo el tiempo dirá si está en lo correcto.