Un equipo de arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) descubrió en 2019 la entrada a un túnel a las afueras de Ciudad de México.
El problema es que, por falta de dinero, este portal decorado con glifos prehispánicos deberá ser sepultado de nuevo por un periodo indefinido.
Al no existir los recursos para continuar con la investigación, los encargados del INAH creen que el lugar puede ser víctima de actos vandálicos o de la contaminación asociada al tráfico vehicular.
Antes de ser sellado, la estructura fue protegida con un encofrado de mampostería para evitar posibles derrumbes.
“En su momento, se planteó la idea de realizar un corredor y una ventana arqueológica que permitiría al público en general admirar estos vestigios a su paso por el lugar; sin embargo, este proyecto implicaría una importante inversión de recursos adicionales a los originalmente presupuestados para las obras viales, debido a la necesidad de realizar estudios y trabajos de ingeniería especializados”, explica un comunicado del INAH.
Desde el instituto reconocen que la pandemia de coronavirus también influyó en la paralización de las investigaciones.
“Debe considerarse que la contingencia sanitaria mundial por la COVID-19 obligó a las instituciones de los distintos órdenes de gobierno a priorizar la asignación de recursos para la atención sanitaria de la población. Por estas razones, el proyecto arqueológico debió posponerse”.
El túnel hallado forma parte de una impresionante red de túneles, calzadas y diques mandada a construir en 1600 por el virrey Luis de Velasco como una forma de proteger las ciudades del Valle de México de las inundaciones provenientes de los lagos.
La entrada del túnel que será sepultado cuenta con once glifos prehispánicos que representan distintos símbolos como un escudo de guerra, gotas de lluvia y un águila.