Un grupo de investigadores de la Universidad de Rochester asegura haber creado el primer material del mundo con superconductividad y a temperatura ambiente, de acuerdo con artículo de la BBC.
Un material superconductor permite que la corriente eléctrica fluya a través de él con una eficiencia perfecta, sin desperdiciar energía.
Gran parte de la energía que generamos se pierde debido a la resistencia eléctrica, la cual se disipa en forma de calor.
Por lo mismo, se cree que los materiales superconductores a temperatura ambiente podrían revolucionar la red eléctrica.
Una búsqueda incansable
Antiguamente, para conseguir la superconductividad había que enfriar materiales a temperaturas muy bajas.
Cuando se descubrió esta propiedad (1911) se dio a una temperatura cercana al llamado cero absoluto (-273,15°C).
Desde ese momento, los físicos han hallado materiales que pueden ser superconductores a temperaturas más altas, pero aún muy frías.
Por esta razón, quienes están detrás de este último descubrimiento señalan haber logrado un importante avance en una búsqueda que ha tardado más de un siglo.
¿Cómo lo consiguieron?
Ellos observaron la propiedad superconductora en un compuesto de hidruro de azufre carbonoso a una temperatura de 15 grados centígrados.
Sin embargo, la propiedad apareció a presiones muy altas de 267,000 millones de pascales, cerca de un millón de veces más alta que la presión típica de los neumáticos de un auto.
“Debido a los límites de la baja temperatura, los materiales con propiedades tan extraordinarias no han transformado el mundo de la manera que muchos podrían haber imaginado. Sin embargo, nuestro descubrimiento romperá estas barreras y abrirá la puerta a muchas aplicaciones potenciales», afirma el doctor Ranga Dias, de la Universidad de Rochester, Nueva York.
Así, el próximo desafío es encontrar formas de crear superconductores a temperatura ambiente a presiones más bajas, lo que los hará más barato producirlos en mayor cantidad.
Los investigadores señalaron que cuando sean encontrados, esto “definitivamente puede cambiar el mundo tal como lo conocemos”.
Un ejemplo: en Estados Unidos, las redes eléctricas pierden más del cinco por ciento de su energía a través del proceso de transmisión. Evitar esta pérdida podría ahorrar miles de millones de dólares.
Estos materiales también tendrían otras aplicaciones, como una nueva forma de propulsar trenes magnéticos, como los Maglev que “flotan” sobre las vías en Japón y China.
«Con este tipo de tecnología, podemos llegar a ser una sociedad superconductora donde nunca más necesitarás cosas como baterías», señaló el coautor Ashkan Salamat de la Universidad de Nevada en Las Vegas.