Durante un examen rutinario prenatal, Dustin y Sierra Yoder recibieron malas noticias. El bebé que estaban esperando sufría de encefalocele, una extraña condición que permite que el cerebro crezca por fuera del cráneo debido a un hueco en este.
Es usualmente una condición fatal, pero gracias a que los cirujanos utilizaron tecnología en 3D, la vida del bebé fue salvada.
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Según reporta STAT, la historia de Bentley, el bebé, empezó a principios del 2015 cuando Dustin y Sierra Yoder se enteraron de que esperaban su segundo hijo.
Después de haber recibido la fatal noticia sobre su condición, los médicos afirmaron que esta es “incompatible con la vida”.
Después del diagnóstico, la pareja tuvo que decidir si continuaban con la gestación o si abortaban el bebé. La mujer ya tenía más de 22 semanas de gestación cuando se enteraron sobre su condición y tuvieron que tomar una decisión rápidamente.
“El día antes del aborto, no pensé que pudiera hacerlo”, afirma Yoder al Washington Post. Al final, decidieron continuar con la gestación y cuidarlo después del parto, mientras esperaban la inminente muerte del niño.
Meses después, Yoder dio luz a su bebé y llevaron algunas pequeñas cosas para vestir al niño en sus primera y últimas horas de vida. Pero en lugar de morir tranquilamente como lo esperaban, el bebé estaba muy activo “respiraba, lloraba y se movía”, afirma Sierra Yoder al Washington Post .
Después de 3 días en el hospital, Bentley regresó a casa con sus padres. A pesar de haber tenido dos infecciones pulmonares, el bebé siguió saludable.
Los neurocirujanos confirmaron que Bentley estaba utilizando una parte del cerebro que se encontraba por fuera de su cráneo pero no sabían cómo operarlo para introducir la masa cerebral adentro del cráneo.
Pero en el Boston Children´s Hospital el neurocirujano Mark Proctor y el cirujano plástico John Meara planearon una cirugía para expandir su cráneo y permitir que la masa cerebral se introdujera en el cráneo.
El caso de Bentley era inusual ya que estaba utilizando toda la masa cerebral, así que no podían removerla y cerrar el cráneo.
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Los cirujanos crearon varios modelos impresos en 3D del cráneo de Bentley. Estos modelos les permitieron planear la operación y practicar varias veces antes de entrar a la sala de operación.
Con ese plan pudieron completar la cirugía en solo 5 horas. Un mes después, Bentley ya podía mover su cabeza, comer y sonreír.