La producción de neumáticos es una industria multimillonaria que fabrica miles de millones de llantas cada año, y los neumáticos modernos presentan un alto rendimiento y durabilidad, manteniendo su costo relativamente bajo. Lo único que no tienen es un impacto positivo para el medio ambiente, debido al hecho de que están fabricados de caucho natural sintético, un polímero que se sintetiza a partir de moléculas derivadas del petróleo conocidas como isopreno.
Sin embargo, las cosas podrían cambiar pronto debido a una nueva investigación de la Universidad de Minnesota, donde científicos han desarrollado una manera más ecológica de fabricar neumáticos sin afectar el color, la forma o el rendimiento en el proceso, usando nada más ni nada menos que hierbas, granos y árboles.
Convenientemente, el isopreno también puede derivarse de fuentes naturales. Mientras que en el pasado investigadores han explorado la posibilidad de utilizar azúcares derivados de la biomasa para hacer caucho de neumáticos, hacerlo cerca de la escala requerida no es tarea fácil. Como reporta New Atlas, en el 2010 Goodyear describió un método de ingeniería de bacterias para acelerar la producción microbiana de isopreno, mientras que la clonación de una enzima clave para producir isopreno artificial en el 2012 ofreció otro camino potencial.
Pero ahora los investigadores de la Universidad de Minnesota están reclamando un nuevo avance en el área, a través de un proceso químico que combina el impulso de la fermentación microbiana natural con el refinado catalítico, similar al proceso utilizado para refinar el petróleo.
«Nuestro trabajo describe un nuevo catalizador y nueva química para fabricar isopreno a partir de recursos de biomasa, como hierbas, árboles o maíz», dijo Paul Dauenhauer, profesor asociado de ingeniería química, a Digital Trends. «El isopreno renovable puede convertirse en caucho natural sintético renovable, que puede ser integrado en la producción de neumáticos. Este tipo de isopreno puede fabricarse a partir de recursos domésticos y ubicarse con biorrefinerías, tales como instalaciones de etanol en todo el Medio Oeste de los Estados Unidos. Este proceso también tiene el beneficio secundario de capturar dióxido de carbono desde el aire y retenerlo dentro de productos útiles».
Pero no solo serian los automóviles los que se beneficiarían de este nuevo producto. Dauenhauer dijo que los procesos desarrollados como parte del estudio también podrían ser utilizados en la preparación de otros cauchos y plásticos duros, lo que abre una amplia gama de productos potenciales.
«La Universidad de Minnesota ha patentado tanto la tecnología de proceso como el catalizador, que están disponibles para obtener una licencia través de la Oficina de Comercialización de Tecnología de Minnesota», continuó Dauenhauer. La investigación completa fue publicada esta semana en la revista ACS Catalysis.