Un evento sin precedentes en la historia de los videojuegos transcurrió en los cielos de Dubai el pasado 13 de diciembre, cuando más de 2.000 drones iluminados formaron el videojuego Tetris más grande jamás creado. Red Bull organizó su primer Campeonato Mundial de Tetris, utilizando tecnología de punta para proyectar el clásico juego de bloques en el marco de Dubai, una estructura arquitectónica de 150 metros de altura.
El torneo reunió a 60 campeones nacionales de distintos países que compitieron a través de múltiples rondas para determinar quién sería coronado campeón mundial. La final, disputada entre Fehmi Atalar de Turquía y Leo Solórzano de Perú, fue un enfrentamiento épico donde los jugadores controlaron tetriminos virtuales (las piezas del juego) mientras miles de drones RGB generaban las imágenes en tiempo real contra el horizonte nocturno de Dubai.
La innovación tecnológica detrás del evento fue ejecutada por Lumasky, una empresa especializada en displays de drones. Cada drone fue programado para ocupar una posición específica dentro de la cuadrícula de juego, permitiendo que los movimientos de los tetriminos fueran visualizados en la atmósfera con precisión milimétrica. El espectáculo integró también una performance musical en vivo, donde la Orquesta Firdaus interpretó una versión contemporánea de la icónica música de Tetris.
Atalar se impuso en la final con una puntuación de 168.566 puntos, demostrando maestría en las mecánicas mejoradas del juego que incluyeron cambios en la gravedad, variaciones de velocidad y el codiciado «Tetrimino Dorado». La competencia global de Red Bull Tetris generó más de 7 millones de partidas durante la fase de clasificación, evidenciando el atractivo persistente de un videojuego lanzado hace más de 40 años.
El evento marca un hito en la convergencia entre deportes electrónicos, espectáculo masivo y tecnología de drones. Red Bull ha demostrado que los videojuegos pueden trascender pantallas tradicionales para convertirse en experiencias inmersivas a escala monumental, transformando el entretenimiento digital en un fenómeno que requiere presencia física para ser completamente apreciado.