La pandemia de coronavirus ha generado un efecto tecnológico necesario para algunos y muy peligroso para otro grupo, ya que varios gobiernos como China y Corea del Sur, han aprovechado sus herramientas digitales como cámaras de vigilancia, reconocimiento facial, medición de temperatura y aplicaciones de monitoreo GPS para de alguna manera tener bajo control a la población en tiempos de crisis.
Muchos investigadores señalan que si bien esta medida se entromete hasta el fondo en las libertades individuales, es útil para hacer las detecciones y trazar los casos.
Sin embargo, para el ex contratista de la CIA, Edward Snowden, esto es el inicio de una nueva era de vigilancia, donde los más favorecidos serán los poderosos.
«Cuando vemos medidas de emergencia aprobadas, particularmente hoy, tienden a ser difíciles», dijo Snowden en una entrevista con el Festival Internacional de Cine Documental de Copenhague.
En la oportunidad, el consultor tecnológico afirmó que «La emergencia tiende a expandirse. Entonces las autoridades se sienten cómodas con un nuevo poder. Empiezan a gustarle».
Uno de los mayores miedos de hecho de activistas como Snowden o el encarcelado Julian Assange, es que estas herramientas permanezcan en poder de los gobiernos, para después de pasada la pandemia, utilizar este sistema de vigilancia para disminuir la disidencia y los opositores políticos.
Edward Snowden realizó otra reflexión respecto de esto y dijo que «ellos (los gobiernos) ya saben lo que estás viendo en Internet. Ellos ya saben hacia dónde se mueve su teléfono. Ahora saben cuál es su ritmo cardíaco, cuál es su pulso. ¿Qué sucede cuando comienzan a mezclarlos y aplicarles inteligencia artificial?».
Snowden agregó que el coronavirus será controlado gracias a la innovación científica y la creación de una vacuna, pero que este sistema de permanente seguimiento a los habitantes de un país, podría ser permanente.
«Las consecuencias de las medidas que presentamos hoy serán permanentes. Es por eso que la tecnología que implementamos ahora debe ser proporcional a cada fase del brote. La apertura de los gobiernos y la consulta con el público asegurarán que esté dentro del estado de derecho y preserva nuestros derechos humanos básicos. Las medidas draconianas pueden ser tolerables si nos ayudan a superar la pandemia. Pero también debemos pensar en el mundo en el que queremos vivir una vez que se contiene el coronavirus», cerró.