El distanciamiento social que ha sido un término tan usado durante la pandemia del coronavirus, no es un concepto que solo los humanos ponen en práctica, ya que diversos estudios han demostrado que animales e insectos como murciélagos, abejas, langostas y gorilas, también lo realizan.
Un trío de investigadores de Hamilton College, Virginia Tech y la Universidad de Pittsburgh revisaron estudios de animales sociales, incluidos además de los mencionados a demonios de Tasmania, ranas, pájaros y lobos para ver cómo ajustan sus hábitos sociales cuando se enfrentan a enfermedades infecciosas.
Los resultados indican que en el reino animal también se hace distanciamiento social para enfrentar estos males.
Algunas conclusiones sobre el distanciamiento social en animales:
- Las langostas saludables evitan a las langostas enfermas
- Los murciélagos infectados frenan su propia socialización
- Las abejas enfermas no regresan a sus colmenas por completo, protegiendo así al grupo.
- Las gorilas se unirán a un nuevo grupo social en respuesta a las lesiones cutáneas infecciosas en compañeros de tropa
- Los monos mandriles dejan de cuidar a sus compañeros enfermos
- Las hormigas cambian a estructuras sociales más modulares para limitar la propagación de enfermedades.
- Los demonios de Tasmania, menos agresivos, no contraen cánceres transmisibles, pero también es menos probable que se apareen.
El estudio sugiere además que, «muchos animales deben inferir y responder al riesgo de infección a partir de señales heurísticas (imperfectas) como el comportamiento de enfermedad y anomalías morfológicas. La generalidad de las señales que los animales no infectados utilizan para alterar sus comportamientos sociales en respuesta al riesgo de patógenos determinará el grado, la velocidad y la manera en que los huéspedes responden a nuevos patógenos en escalas de tiempo ecológicas (dentro de la generación)».