Una de las situaciones que la pandemia de COVID-19 ha acelerado es la transformación laboral de muchos rubros. La alimentación y las cadenas de restaurantes han sido de las más afectadas por las restricciones sanitarias y por ende han tenido que recurrir a los servicios de reparto, cuyas plataformas como Rappi, Uber Eats o Pedidos Ya han aumentado exponencialmente.
Sin embargo, este crecimiento rápido ha estado plagado de denuncias de los trabajadores que reportan malas condiciones laborales, jornadas de trabajo extenuantes sin contratos ni seguridad social e incluso riesgos sanitarios asociados.
En México, por ejemplo, un grupo de estos repartidores de entregas a domicilio “de Uber, Rappi y Didi acusaron explotación y precarización laboral, así como acoso de clientes”.
“Denunciamos que esta plataforma se queda con cerca de 50 por ciento de las tarifas por los servicios de entrega de comida rápida sin que otorgue algún beneficio a los trabajadores, como el pago de impuestos. En Puebla, miles de jóvenes y desempleados principalmente han recurrido a estas aplicaciones telefónicas para obtener un modesto ingreso para sus familias a un costo muy alto”, sostuvieron los trabajadores.
En Chile, un vocero de la empresa Pedidos Ya comentó en octubre de 2020 que les descuentan dinero por atrasos en las entregas y que no tienen seguridad médica: “si alguien sale herido, debe costearse el 100 por ciento de su tratamiento”.
La orina en botellas de Amazon
Una de las noticias en época de pandemia que ha impactado a la opinión pública son las acusaciones de trabajadores de Amazon sobre la falta de tiempo y recursos para hacer necesidades básicas, como ir al baño.
Un reportaje de la BBC que cita a The Intercept señala que “según los testimonios de los trabajadores y las pruebas documentales recogidas por la publicación, la práctica de orinar en estas condiciones estaba ‘extendida’ y se debía ‘a la presión por cumplir las cuotas’ que sus superiores establecían. En algunos casos, ‘los empleados incluso defecaban en bolsas’”.
Otras cosas que se denuncian en Amazon son la imposibilidad de formar sindicatos, lo que ha llevado a algunas centrales de Estados Unidos a subir un poco el salario de los empleados para evitar más protestas.
Pero los trabajadores también critican que el levantar tantas cajas y embalar productos ha derivado en lesiones ergonómicas, que son habitualmente distensiones y esguinces causados por movimientos repetitivos, sobre esfuerzo o desempeño de tareas en posiciones incómodas.
Otro reportaje del medio español El Confidencial sostenía que “una encuesta ha descubierto que el 74 por ciento de los empleados preguntados evitaban usar el baño para evitar medidas disciplinarias”.
Google no se salva de las críticas
Otra de las compañía multinacionales que no está exenta de crítica de parte de sus colaboradores es Google. La matriz de Alphabet ya en 2015 tenía críticas sobre su filosofía laboral.
“El trabajador no tiene tiempo libre. Eso es una ilusión. Ellos te mantendrán ocupado y te ayudarán a ser más productivo. No he conocido nunca a nadie que haya disfrutado de los fines de semana o de sus vacaciones. Los jefes no te dirán ‘tienes que trabajar durante los fines de semana y durante las vacaciones’, pero es la cultura de trabajo que hay”.
También hay una infantilización del trabajo como un rasgo mal visto por algunos:
“Es como si estuvieses en el país de Nunca Jamás, la gente no crece. La gente bebe a todas horas, juega a videojuegos todo el rato y hacen cualquier cosa para no trabajar”, comentó un trabajador de la empresa en 2015 en Business Insider.
En junio de 2020 y después del asesinato de George Floyd, más de 1,600 trabajadores de Google firmaron una carta dirigida al CEO Sundar Pichai, donde le pedían que la compañía deje de vender su tecnología a la policía.
El 5 de enero de 2021 y para tomar cartas en varios asuntos laborales, un grupo de 200 trabajadores de Alphabet decidió formar el primer sindicato de la compañía.